Asegurarse la propia felicidad es un deber,
al menos de una forma indirecta; el descontento con la propia condición, bajo
la presión de diversas ansiedades y en medio de deseos insatisfechos, podría
fácilmente convertirse en una gran tentación para transgredir un deber. INMANUEL
KANT.
Si actúas sin tacha, no te creas
enemigos y no tienes que perder el tiempo haciéndote reproches a ti mismo.
Cuando, tras un gran esfuerzo un
montañero o un caminante llega a lo más alto de una loma, lo más normal será
inicial la bajada.
Cuando estás arriba lo que suele suceder
es que, antes o después. Bajes. JOHAN CRUIZ.
Cuando las cosas llegan a la máxima
fuerza, empiezan a declinar. LOAZI
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El principio requiere libertad de gustos
y actividades, libertad para formular el plan de nuestra vida con el fin de que
se adapte a nuestro carácter, libertad para hacer lo que nos gusta, sujetos a las
consecuencias que puedan derivarse, sin impedimento por parte de nuestros
semejantes, siempre que lo que hagamos no les perjudique, incluso aunque
piensen que nuestra conducta es estúpida, perversa o equivocada. JOHN STUART
MILL.
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Más complicado que el amor es la
familia. Las relaciones familiares necesitan un caudal y un mantenimiento
esmerado, lo mismo que las relaciones de amor. O tal vez más, porque no
elegimos a los familiares. Uno suele elegir la pareja, pero el rol de los
padres es básico. Todos los participantes de la estructura familiar, con
inclusión de los hijos, tienen sus propias obligaciones para si mismos y hacia
los demás miembros.
Epicteto escribió: Cuando veas a alguien
llorar apenado cuida de que note arrastre, sin embargo no dudes en
compadecerlo. Con tu vida en la cuerda floja, no tendrás recursos que
ofrecerle.
Si alguna vez
sucede que te rebasas a ti mismo por querer complacer a otra persona,
ciertamente has perdido tu plan de vida. EPICTETO.
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No hemos de buscar que los
acontecimientos sucedan como queremos, sino que, sucedan como sucedan, salgamos
bien parados. Algo que ya ha sucedido no puede cambiarse; Así que es inútil
perder tiempo deseando que hubiera sido de otra manera. Es mejor bregar con las
circunstancias tal como son que quedarse en el pasado.
A veces estamos tristes (y hay incluso
una especie de alegría encerrada en eso), pero nunca debemos sentirnos
indefinidamente invadidos por la tristeza.
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¿Qué pensaría, DU BOIS,
de las personas que no tienen ningún tipo de trabajo porque no lo conseguir, a
pesar de buscarlo con todas sus fuerzas?
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El trabajo nos evita
tres grandes males: el aburrimiento, el vicio y la pobreza. VOLTAIRE.
No importa lo humildes
que sean sus aspiraciones. El principio es el mismo, sea uno de los directores
generales o un ama de casa, un voluntario de cualquier ONG, un conserje, un
escultor, un oficinista o un mecánico. Un trabajo lleno de sentido es vital
para una vida llena de sentido. Un despido es doloroso debido a nuestro apego o
necesidad del cargo, al estatus, al privilegio y a la seguridad, no sólo por
motivos económicos.
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Cuando en el caminar por la vida tenga que atravesar un lugar o una
situación difícil, además de aplicar la inteligencia y apretar los dientes para
superarla, una vez pasada pregúntese. ¿Qué lección positiva puedo sacar de
esto?
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A los quince años, me dediqué en cuerpo y alma al estudio. A los treinta ya
no sufría ante las perplejidades. A los cincuenta sabía cuales eran los
mandatos divinos. A los sesenta los escuchaba con oído dócil. A los setenta
podía seguir los distados de mi propio corazón, pues ya no deseaba ir más allá de los límites del bien. CONFUCIO
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En el mundo empresarial,
la ética suele ser el ámbito de actividad del departamento jurídico. Sin
embargo, algo que sea legal no quiere decir que sea moral y, por la misma regla
de tres, que sea moral no quiere decir que sea legal. La legalidad incluye todo
lo que la ley permite o no prohíbe de forma expresa. La moralidad es una idea
aun más vieja, que precede (y supuestamente informa) las leyes legislativas. Así
actual legalmente no significa hacer lo correcto.
Los seres humanos, como
casi todos los organismos que intentan sobrevivir, temen lo desconocido. Ahora
bien ¿Qué ocurrirá si no se encuentra seguro donde está ahora? Así que buscamos
seguridad, aunque cuando la tenemos solemos ponerla en peligro.
La filosofía hindú y
budista afirma que la permanencia y la seguridad son ilusorias. Tales ilusiones
atraen a las mentes codiciosas; la atracción fomenta el deseo; los deseos dan
pie a los apegos; y los apegos al sufrimiento.
Preferimos lo malo
conocido a lo malo por conocer. Es un consuelo que nos envenena lentamente,
pero nos acostumbramos tan pronto que ni siquiera notamos su sabor. Tras largos
periodos de no conocer otra cosa, los prisioneros terminan temiendo al mundo
que hay más allá de las cerdas.
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Quienes se muestran temerosos cuando no hay nada que temer y no sienten
temor cuando deberían hacerlo, adoptando puntos de vista erróneos y se adentran
en el camino de la aflicción. BUDA
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Si no hubiera estado tan
ocupado en forjarse la fama de príncipe del mal, Maquiavelo quizá se hubiera
mostrado de acuerdo con la conocida oración de la serenidad:
Díos me otorgue serenidad
para aceptar lo que no puedo cambiar, valentía para cambiar lo que si puedo
cambiar y sabiduría para ver la diferencia entre unas y otras.
La
oportunidad no llama a la puerta sólo una vez: lo hace constantemente. Lo que
ocurre es que no oímos, o hacemos oídos sordos o tememos abrir las puertas.
Saque
provecho de los cambios y obtendrá lo mejor de la vida. Olvídese de la crisis
de la mediana edad. Puede padecer una crisis cada cinco minutos, o puede vivir
cinco vidas sin llegar a la mediana edad. Usted elige.
Hay
quien dice que se gana más cumpliendo la ley que quebrantándola y posiblemente
es cierto; pero las leyes justas deberían cumplirse aunque nos reportaran
perjuicios que benefician a otros.
No
importa cual sea el asunto que le atañe, su lucha es identificar y ocupar el
elevado ámbito de la moral, hacer lo correcto y ser capaz de aplicar a quien
convenga (con inclusión de usted mismo) por qué decidió hacer lo que hizo.
Si
inculcamos virtudes a las personas, éstas serán buenas. Es la ética de la
virtud de Aristóteles y que también lo desarrollarán los confucionistas y los
moralistas religiosos.
Es
posible ir demasiado lejos, o no lo bastante, en el miedo, el orgullo, el
deseo, el enojo, la piedad, el placer, el dolor en general, pero sentir estas
emociones en los momentos adecuados, por los objetos correctos, hacia las
personas por los motivos correctos y de manera correcta, constituye el bien
medio o mejor, que es fruto de la virtud. ARSTÓTELES
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Ser
consciente de su potenciar para hacer daño constituye una revelación clave, y
su búsqueda personal debería encaminarse a comprender como no hacer daño. Esto
significa ser muy cuidadoso con lo que usted piensa dice y hace.
Hipócrates
da a los médicos el consejo: convierte en hábito dos cosas: ayudar o como
mínimo no hacer daño. Y el evangelista Mateo escribe, refiriéndose a lo dicho
por Jesucristo, haz a los demás lo que quisieras que ellos te hicieran a ti.
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Digo de los injustos que
en su mayoría, aunque escapen a la juventud, terminan siendo atrapados y
parecen estúpidos al final de su camino, y cuando llegan abatidos a la vejez,
tanto, los ciudadanos como los extranjeros se mofan de ellos; acaban derrotados
y convertidos en lo que el oído educado no quiere escuchar. PLAQTÓN
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¿Cómo podría existir el hombre si Díos no le
necesitara y cómo existirías tú? Necesitas a Díos para ser, y Díos necesita de
ti, pues es este el significado de tu vida. MARTÍN BUBER
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Es peligroso poseer todo lo que se necesita (e
incluso es más peligroso poseer cuanto se desea) Si su meta son los bienes
materiales y ya dispone de todos ellos, el sentimiento de no tener más montañas
que escalar es desesperante. Dicen que Alejandro Magno lloró por no tener más
mundos que conquistar.
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Indudablemente,
el tedio y el aburrimiento, que presumen de haber agotado la variedad y los
goces de la vida, son tan viejos como Adán. Pero las capacidades del hombre
jamás se han medido; ni nos corresponde a nosotros juzgar por cualquier
precedente lo que el hombre puede hacer, pues es muy poco lo que ha intentado. HENRY
DAVID THOREAU
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Cuando
fue a Oslo a recibir el Premio Novel de la Paz (1952), Alber Schwitzer desafió
al mundo al decir: El hombre se ha convertido en un superhombre, pero con su
poder sobrehumano no ha alcanzado el nivel de la razón sobrehumana. En la
medida en que su poder aumente se convertirá cada vez más en un pobre hombre.
Debe despertar nuestra conciencia el hecho de que todos nos volvemos más
inhumanos a medida que nos convertimos en superhombres.
