LA NIÑA RUBIA Y GUAPA
En un pueblo muy pequeño vivía Angelita, una niña tan
rubia, tan guapa y
tan inteligente
que los niños se
enamoraban de ella
sin remedio.
Y
sus amigas se alejaban
por la competencia
que representaba ante los
niños que
la colmaban
de atenciones y alfombraban
el suelo por donde ella había de pasar.
Angelita era una niña sencilla y amable y cuando algún niño le
pedía que fuera su novia, le contestaba
que ambos eran muy pequeños para hablar de esas cosas. Aunque sí podían ser
buenos amigos y, pasado el tiempo, cuado fueran mayores no se podía saber que podía pasar.
Con aquellas palabras salía del compromiso, pero se daba
cuenta que su belleza estaba creando problemas entre los niños y niñas del pueblo.
Para evitar las rencillas por su belleza decidió no arreglarse
el pelo y vestirse con las peores ropas. Pero como era tan guapa, contra peor
se vestía y más desarreglada estaba más
bella parecía. Tanto destacaba su
pelo rubio y su belleza entre todas las niñas que, cuando el Sol no brillaba como
de costumbre, le decían que ella era la culpable por brillar más que el Sol.
Un día salieron de
excursión con los maestros que vieron
las muchas atenciones que, los niños,
prodigaban a Angelita y cómo las niñas se apartaban de ella. Y eso que entre las
niñas no había ninguna fea. El problema era que Angelita era guapísima.
Y claro a fuerza de vivir el hecho todas se pusieron en contra
de ella y decidieron no dejarla participar en los juegos.
Los niños también se apartaron de ella, con la excusa de que
Angelita los despreciaba porque eran poca
cosa para ella.
Todos tenían celos de la
belleza de Angelita. Una belleza de la
que ella no tenía ninguna culpa.
Por lo que decía: ¿Qué puedo hacer yo para arreglar esto? ¿Es que yo he pedido
ser como soy? Y en cuanto a los niños. ¿Cómo quieren que sea su novia siendo
tan pequeña? Y si fuera mayor: ¿Acaso podría ser la novia de todos?
En aquella situación Angelita sólo salía de casa para ir al
colegio. Su mamá estaba muy preocupada al verla en aquella situación. Y
aprovechando que había venido su sobrino Jorge les compró entradas para el Circo que habían instalado en la plaza del pueblo.
Durante la actuación un Mago dijo que concedería un deseo a la
persona que, por sorteo, saliera el número de su entrada. Y Angelita tuvo la
suerte de que su número fuera premiado y
pidió al mago dejar de ser rubia y guapa.
Desde
aquel día, Angelita pasó a ser una niña tan corriente que empezaron a llamarle
la fea.
Las personas del pueblo criticaban a Angelia por haberse
pintado el pelo siendo tan pequeña y por lo descuidada que se había vuelto
hasta convertirse en una niña fea.
El tiempo siguió
pasando y Angelita era despreciada, pero
con su inteligencia destacaba en los
estudios, por lo que recibió el premio a la mejor estudiante de la escuela.
Aquel premio no gustó a las demás niñas que decían que no se debería haber
premiado a una niña tan descuidada.
Siguió pasando el tiempo y la maestra pidió a los padres de Angelita
que la mandaran a un internado de la
gran Ciudad.
Pero como los dineros
no abundaban en casa, sus padres y hermanos, hicieron una reunión para tratar
el tema de los estudios, llegando al acuerdo que la llevarían a un buen
Colegio, aunque para ello hubieran de vender unas cuantas ovejas cada año.
En el internado, Angelita pasó unos años intensos, con la amistad de un estudiante llamado Julio que
terminó siendo su mejor amigo primero y su novio después. Él la animaba y la
quería, por su gran inteligencia, su grandeza de corazón y su sencillez, a pesar de la apariencia de fea.
Era el mes de Junio del último año de estudio, tanto para
Angelita como Julio. Y desde el internado los llevaron a una actuación de Circo
que resultó ser el mismo que había actuado en el pueblo. Y cual fue la sorpresa
de Angelita al ver al mago que le había concedido el deseo.
Durante la función, Angelita se puso muy nerviosa, pensando
que le gustaría volver a ser rubia, aunque sólo fuera para premiar a Julio que
tan bien se había portado con ella.
La función de Circo se le hizo
interminable para acabar todo
como había empezado. Aunque tanta tensión terminó por provocar a
Angelita un extraño mareo que la hizo caer al suelo hasta que Julio, ayudado por el
acomodador, la llevó detrás de las
bambalinas donde la atendieron.
Y mira por donde la vio el gran Mago que, sin esperar a que se
despertara, la volvió a la normalidad natural.
Julio no podía creer lo que veía y cuando Angelita despertó se puso a llorar de contenta y fue
una gran sorpresa para todo el colegio, al verla tan rubia y tan guapa.
Cuando terminó el curso, Angelita y Julio, se prometieron amor
eterno y compartieron el verano entre los pueblos de ella y de él, sin
preocuparse por lo que pudieran pensar las otras chicas y chicos.
Pasado el verano ambos consiguieron trabajo, se casaron y se
fueron a vivir a la Gran Ciudad donde vivieron felices.
Y colorín, colorao, este cuento se ha acabao.
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