PAMPANEIRA
Pampaneira pueblo blanco
Pampaneira pueblo blanco
con sus calles empedradas,
sus casas escalonadas
es un pueblo del barranco.
sus casas escalonadas
es un pueblo del barranco.
Donde aún la arquitectura
es rasgo tan ancestral
y distintivo especial
que desde antiguo perdura.
Porque los que aquí vivieron
utilizando la piedra,
la madera y la tierra
estas viviendas hicieron.
Y ahora es visitado,
por quien busca esparcimiento,
para regresar contento
y de energía recargado.
Y si su iglesia visita
donde el arte y la creencia,
dan un toque a la conciencia
y a ser mejores invita.
Y la estancia en este pueblo
de buena gastronomía,
aire limpio y artesanía
es para el estrés remedio.
y de noche ver el cielo
las estrellas colman anhelo
e invitan a enamorarse.
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MALOS Y BUENOS
nuestro poblado y Nación
y nuestra parte del Mundo
creemos que somos buenos
por creencia y convicción.
Y los demás son los malos,
por historia y tradición;
y pensando en sus maldades
sufrimos y mal-soñamos
y pedimos protección.
una mejor distribución,
de la riquezas del mundo,
que sería para todos
una buena solución.
Mientras el miedo perdure
se acumularán riquezas
por si los malos reclaman
con sus armas o sus leyes
para aumentar sus grandezas.
Partiendo de esas premisas
se adquieren fuertes corazas,
se instalan vallas y alarmas;
Y se contratan seguros... guardias ...
Y la verdad de las verdades
es que los buenos y el malos
convivimos en todas partes
entre lucha, defensa, huida
o esperando con los palos.
Y como es cierto y verdad
que, existen los malvados,
por culpa de no se quien,
nos tenemos que proteger
y no andar despreocupados.
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Para el hombre era una ofensa
LOS PANTALONES
Las mujeres de otros tiempos
por querer ser femeninas
y temor a las infecciones.
Los hombres se los ponían
para toda actividad,
y que ostentaran el mando
no era por casualidad.
Para el hombre era una ofensa
que dijeran de su mujer,
(pensando en los pantalones)
que se vestía por los pies.
Vestirse por la cabeza
para el hombre era ofensivo,
porque ello quería decir
que se ponía un vestido.
Pero los antibióticos,
el aseo y los derechos,
dio a la mujer pantalones
más anchos y más estrechos.
Derechos y
pantalones
que la mujer merecía
por justicia y dignidad.
Y algunas los llevan rotos
con girones y agujeros,
para llamar la atención
de extraños y compañeros.
Y pasado otoño e invierno
muchas descubren sus piernas,
y dejan al aire y sol
sus pieles blancas y tiernas.
Son muchas las jovencitas
que pantalones acortan tanto,
que sus piernas se ven largas
entre rosadas y blanco.
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¿SON NECESARIAS LAS CRÍTICAS?
Criticar lo que se hace mal
con actitud constructiva,
es cosa que en esta vida
se debe de realizar.
Aunque la crítica maligna
con deseos de molestar,
no se debe realizar
por ser dañosa en si misma.
Y criticar por criticar
por dinero o diversión,
no será buena razón
y se debe repudiar.
Se critican los políticos
y también a los banqueros,
la conducta de los ricos
y se les llama embusteros.
Se habla de los sin techo,
de tanta desigualdad,
de mujeres maltratadas
y los niños mal nutridos:
se pide más igualdad.
Y se condenan las guerras,
la injusticia y la maldad;
los que pisan al caído,
a los que matan e hieren
en nombre de su verdad.
Somos como voceadores
que no pueden conectar
con los que siembran el odio.
No les llegan nuestros gritos
para hacerles reaccionar.
Y quizá no comprendemos
que podemos hacer más,
colaborando un poquito
y ayudando a los demás.
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¿SON NECESARIAS LAS CRÍTICAS?
Criticar lo que se hace mal
con actitud constructiva,
es cosa que en esta vida
se debe de realizar.
Aunque la crítica maligna
con deseos de molestar,
no se debe realizar
por ser dañosa en si misma.
Y criticar por criticar
por dinero o diversión,
no será buena razón
y se debe repudiar.
Se critican los políticos
y también a los banqueros,
la conducta de los ricos
y se les llama embusteros.
Se habla de los sin techo,
de tanta desigualdad,
de mujeres maltratadas
y los niños mal nutridos:
se pide más igualdad.
Y se condenan las guerras,
la injusticia y la maldad;
los que pisan al caído,
a los que matan e hieren
en nombre de su verdad.
Somos como voceadores
que no pueden conectar
con los que siembran el odio.
No les llegan nuestros gritos
para hacerles reaccionar.
Y quizá no comprendemos
que podemos hacer más,
colaborando un poquito
y ayudando a los demás.
Tomás Martín Cifuentes
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