sábado, abril 11, 2015

EL ARTE DE LA POLÍTICA (Opinión de Tomás Martín Cifuentes)


 

EL ARTE DE LA POLÍTICA

La política es el arte de llevar a la práctica, dentro de lo posible,  el contenido de las  ideas, compartidas por militantes y simpatizantes,  sobre organización de ciudades, comunidades, estados…

En democracia  se hace a través de los partidos políticos que, teniendo como referencia el centro, se definen situados en él, o escorados, más o menos, a la  derecha o la izquierda de este.

A los dirigentes del grupo les corresponde utilizar los medios de que disponen lo más eficazmente posible, aprovechando convenientemente lo más favorable de las coyunturas y acontecimientos locales, nacionales y mundiales para que su ideario sea comprendido y compartido cada vez por más personas, esquivando o pasando  las adversidades con el menor deterioro posible.

En los últimos años se está mostrando eficaz, para mantener mayorías suficientes para gobernar, atender prioritariamente  los temas económicos y la producción de riqueza que aumente el bienestar de los ciudadanos y haciendo una distribución  razonable de la misma, aunque se incida menos en los contenidos dogmáticos.

El desarrollo tecnológico y la mejora  de los medios de producción, en Europa incluyendo a Rusia y otros estados  como Japón, Estados Unidos,  Canadá, China... ha permitido participar de bienestar económico a la mayoría de ciudadanos que los habitan; Modelo por el que siguen  trabajando los llamados Emergentes. Es un modelo de vida que a través de los medios de comunicación lo perciben  personas de otros países menos desarrollados (cuando les es permitido por sus dirigentes) y  su aspiración es llegar a ello y, si no ven posibilidad  de conseguirlo en su tierra, muchos lo intentarán a través de la emigración.

De cualquier modo, en los estados con cierto nivel económico,  se rinde también culto a la libertad y la tolerancia, y por tanto las posiciones inflexibles son cada vez asumidas por menos ciudadanos y, en este contesto, los partidos políticos, para poder contar con sus votos, han de ir haciendo una  constante acomodación de sus programas atendiendo a las indicaciones de las  encuestas, aunque  de tal forma que sus incondicionales no se sientan traicionados o defraudados al darse cuenta que se renuncia a transformar la sociedad con los ideales básicos del partido, doblegándose a lo que la mayoría de la sociedad demanda para llegar o mantenerse en el poder.

En esto, como tantas cosas de la vida, es importante llegar al punto justo, pero sin pasarse. Pasarse siempre es malo.

El dilema es: ¿seguir trabajando y luchando para transformar una sociedad manteniendo unas ideas fijas, o estudiar  esa sociedad y ofrecerle lo que la mayoría de ciudadanos quieren?

Es evidente, que en un país moderno y gobernado en democracia, es imposible imponer unas ideas que la población no acepta y, por tanto, un partido minoritario que mantiene unas ideas fijas seguirá teniendo poca influencia en las decisiones que se toman para bien o mal de los ciudadanos. Y si hay minorías que no quieren conformarse con seguir siéndolo y pretenden gobernar a  golpes de sables o terrorismo, sólo conseguirán sufrimiento para ellos y para otros muchos  ciudadanos.

Un partido político bien posicionado que llega a gobernar en uno de estos países desarrollados le será suficiente para mantenerse en el poder, seguir este camino de moderación, siempre que se disponga de un líder carismático y buen comunicador, con la habilidad suficiente, para hablar mucho sin adquirir grandes compromisos y, por otra parte, tenga la capacidad suficiente para mantener  obedientes a sus colaboradores más representativos  y unido todo el  partido.

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