EL ARTE DE LA POLÍTICA
La
política es el arte de llevar a la práctica, dentro de lo posible, el contenido de las ideas, compartidas por militantes y
simpatizantes, sobre organización de
ciudades, comunidades, estados…
En
democracia se hace a través de los
partidos políticos que, teniendo como referencia el centro, se definen situados
en él, o escorados, más o menos, a la
derecha o la izquierda de este.
A
los dirigentes del grupo les corresponde utilizar los medios de que disponen lo
más eficazmente posible, aprovechando convenientemente lo más favorable de las
coyunturas y acontecimientos locales, nacionales y mundiales para que su
ideario sea comprendido y compartido cada vez por más personas, esquivando o
pasando las adversidades con el menor
deterioro posible.
En
los últimos años se está mostrando eficaz, para mantener mayorías suficientes
para gobernar, atender prioritariamente
los temas económicos y la producción de riqueza que aumente el bienestar
de los ciudadanos y haciendo una distribución
razonable de la misma, aunque se incida menos en los contenidos
dogmáticos.
El
desarrollo tecnológico y la mejora de
los medios de producción, en Europa incluyendo a Rusia y otros estados como Japón, Estados Unidos, Canadá, China... ha permitido participar de
bienestar económico a la mayoría de ciudadanos que los habitan; Modelo por el que
siguen trabajando los llamados
Emergentes. Es un modelo de vida que a través de los medios de comunicación lo
perciben personas de otros países menos
desarrollados (cuando les es permitido por sus dirigentes) y su aspiración es llegar a ello y, si no ven
posibilidad de conseguirlo en su tierra,
muchos lo intentarán a través de la emigración.
De
cualquier modo, en los estados con cierto nivel económico, se rinde también culto a la libertad y la
tolerancia, y por tanto las posiciones inflexibles son cada vez asumidas por
menos ciudadanos y, en este contesto, los partidos políticos, para poder contar
con sus votos, han de ir haciendo una constante acomodación de sus programas
atendiendo a las indicaciones de las
encuestas, aunque de tal forma
que sus incondicionales no se sientan traicionados o defraudados al darse cuenta
que se renuncia a transformar la sociedad con los ideales básicos del partido,
doblegándose a lo que la mayoría de la sociedad demanda para llegar o
mantenerse en el poder.
En
esto, como tantas cosas de la vida, es importante llegar al punto justo, pero
sin pasarse. Pasarse siempre es malo.
El
dilema es: ¿seguir trabajando y luchando para transformar una sociedad
manteniendo unas ideas fijas, o estudiar
esa sociedad y ofrecerle lo que la mayoría de ciudadanos quieren?
Es
evidente, que en un país moderno y gobernado en democracia, es imposible imponer
unas ideas que la población no acepta y, por tanto, un partido minoritario que
mantiene unas ideas fijas seguirá teniendo poca influencia en las decisiones
que se toman para bien o mal de los ciudadanos. Y si hay minorías que no
quieren conformarse con seguir siéndolo y pretenden gobernar a golpes de sables o terrorismo, sólo
conseguirán sufrimiento para ellos y para otros muchos ciudadanos.
Un
partido político bien posicionado que llega a gobernar en uno de estos países
desarrollados le será suficiente para mantenerse en el poder, seguir este
camino de moderación, siempre que se disponga de un líder carismático y buen
comunicador, con la habilidad suficiente, para hablar mucho sin adquirir
grandes compromisos y, por otra parte, tenga la capacidad suficiente para
mantener obedientes a sus colaboradores
más representativos y unido todo el partido.
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