Contaba mi abuelo José Cifuentes Nevot que en Capileira (pueblo de La Alpujarra Alta de Granada) donde había nacido y crecido, durante los años 1930 y siguientes, había unas familias que tenía tierras en propiedad para cultivarlas, otros que tenían muchas de aquellas tierras que alquilaban a quienes tenían ningunas (muchas veces en condiciones abusivas) y también había algunos peones eventuales a espera que les contratarán por un sólo días sin ningún tipo de cobertura social. Dependiendo para sus enfermedades de la llamada Beneficencia y eso sólo para quienes no tenían nada.
Los labradores que tenían poco, cuando llegaba la primavera se les acababa el trigo que era imprescindible para hacer el pan familiar, base de la alimentación de aquellos años. Y para poder tener pan hasta la nueva cosecha de trigo recurrían a los que tenían sus graneros llenos para que les prestaran con el correspondiente recargo.
Tal era el temor que les embargaba a los que habían de pedir que comentaban entre ellos: El próximo préstamo nos aumentarán la cantidad que les deberemos devolver (se a de recordar que lo normal era que recibieran la medida raída y la habían de devolver colmada)
Los que habían de prestar también hablaban entre ellos preguntándose: ¿Qué condiciones les podremos aplicar? contestando otros: Ellos le pondrán el precio.
Decía mi abuelo que estaban los ricos detrás de las ventanas de sus casas, cuando pasaban por la calle los necesitados de sus préstamos comentando entre ellos: El mes que viene nos pondrán el trigo más caro y algunos de ellos se atrevía a decir la cuantía que les sería aplicada.
En aquel momento los que oían detrás de sus ventana decían: Ellos le ha puesto el precio.
Trasladado a nuestros días y sin hacer comparaciones, por tratarse de épocas diferentes, seguimos con nuestros temores y cometiendo los mismos errores que a la postre terminan perjudicándonos.
Después de la catástrofe de petrolero hundido en las costas de Galicia (España) todos pensamos que el pescado y mariscos aumentarán de precio y así lo comentamos unos a otros e incluso lo decimos a quienes nos los han de vender. "Las próximas Navidades nos costará más caro" y con ello, sin darnos cuenta estamos favoreciendo que nos aumenten los precios más de lo necesario; Ya que nuestro convencimiento comentado con toda normalidad les hará más fácil su mejor beneficio a través del aumento de precios.
Sería más beneficioso para nosotros decir que el mundo es grande y los mares extensísimos por lo que podría venir el pescado y mariscos de otros lugares y que también el típico marisco de esas fiestas puede ser sustituido por otro tipo de alimentos.
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