domingo, diciembre 27, 2015

VIDA ENTRE LOBOS (Cuento sobre un hecho real)



VIDA ENTRE LOBOS
(Cuento sobre un hecho real)

En la provincia de Granada de una Andalucía subdesarrollada y  con grandes diferencias  entre   señoritos, dueños  de  grandes latifundios, y los obreros que con su trabajo y sudor cultivaban  los campos.

A una familia de caseros  de la provincia de Granada les nació un hijo que era la mayor alegría que habían sentido en su vida y, como las  alegrías suelen durar poco en la casa de los pobres, el hombre de la casa contrajo una enfermedad que lo llevó a la cama sin remedio.

 La mujer y madre de aquel niño se esforzaba cuanto podía para atender a su marido, al niño y las obligaciones como caseros pero por más que se esforzaba le era imposible hacer todo, y cuando venían los señores no encontraban su vivienda todo lo limpia y arreglada que ellos deseaban, decidieron sustituirlos por otra familia, le  dijeron que había de marchar para dejar su vivienda para los nuevos caseros.

La mujer se sintió muy triste al pensar que haría con su marido enfermo y un niño pequeño, sin casa donde cobijarse ni ingresos.

El dueño  le informó que su marido se podría hacer cargo la “Beneficencia” y ella dedicarse a la limpieza de viviendas y así podría pagar una habitación donde cobijarse.

¿Y qué haré  con el niño?
Si no hay otra solución nos lo podemos quedar nosotros para librarte de esa pesada carga.
La mujer se puso a llorar al oír que habría de que separarse de su hijo pero como no había otra solución, dejó el niño con los Señoritos, la “Beneficencia se hizo cargo de su marido enfermo, y ella se metió a servir en una casa de ricos de la capital.

En aquella situación el niño, que los Señoritos se lo habían quedado para facilitar la salida de su madre, lo entregaron a unos pastores que pasaban el invierno en los eriales de Torre del Mar y otros pueblos cercanos. Ya que pasados unos años podía ayudar a guardar las ovejas.

Todo salió como esperaban los pastores y el niño sería un  pastorcillo competente y atrevido que  llevaba las ovejas a las montañas más alejadas donde estaban los mejores pastos.

Todo iba bien hasta que un día se había alejado tanto que se le hizo de noche antes de regresar. Y para acabarlo de complicar apareció una tormenta con relámpagos, truenos
Y la lluvia más intensa que jamás se había producido. Las ovejas se dispersaron y el pastorcillo no sabia para donde tirar.

La lluvia había empapado su ropa  hasta tal punto que casi no podía caminar y para acabarlo de complicar, después de un relámpago y el ruido del trueno en la obscuridad  tropezó y cayó quedando sin conocimiento.

Cuando despertó, en plena noche, comenzó a caminar hasta llegar a una cueva en la que se cobijó sin sospechar siquiera que aquello era la morada de una familia de lobos, en la que dormían cinco lobeznos, pero como el pastorcillo no estaba en condiciones de elegir se despojó de sus ropas mojadas y poco después se quedaba dormido.

Al día siguiente, cuando se despertó, estaba rodeado de los cinco lobeznos que jugueteaban con él que, terminaría revolcándose con todos ellos.

A media mañana apareció la loba acompañada de su compañero con una liebre y dos conejos para sus pequeños. Su sorpresa fue encontrar al pastorcillo junto a sus crías al que olfatearon y olía igual que los lobeznos.

En aquella situación descuartizaron las presas para facilitar la comidas de sus hijitos.

El pastorcillo miraba pero no se atrevía a tomar un bocado de aquella carne. Pero cuando los lobeznos habían comido se decidió a tomar un trozo de carne por lo que recibió un fuerte manotazo de la loba madre. La cual terminaría dándole trocitos de la carne que había sobrado.

De momento el pastorcillo había encontrado cobijo, comida y lo mejor terminaría encontrando una familia aunque, eso sí, de lobos.

Aquella tarde la loba y su compañero decidieron que el pastorcillo les acompañara a los territorios de caza, pero nada más salir encontraron una de las ovejas con una pata rota que facilitó aun más la consecución de carne para unos días.

Con las necesidades alimenticias cubiertas durante los día siguientes toda la familia, a la que ya pertenecía el pastorcillo, se dedicaron a corretear por los alrededores de la cueva y el pastorcillo siempre vigilado por   el jefe de la manada lo que le impedía siquiera pensar en el regreso a la majada de pastores que, por otra parte, no le traía buenos recuerdos. Ya que le obligaban a dormir en el corral con las ovejas y compartir la comida con los perros.

Así fue pasando el tiempo hasta que el pastorcillo se sentía integrado en la familia de lobos que lo habían admitido como uno más.

Los próximos meses estuvieron dedicados a enseñar a los pequeños, entre los que se encontraba el pastorcillo, las técnicas de caza y como defenderse ante otras manadas de lobos, perros y otros competidores de caza.

El pastorcillo consiguió lanzar las piedras con tanta fuerza y precisión a las presas que no se le escapaba ni una de ellas. Esa habilidad  era muy valoraban por los otros miembros de la familia, aunque el pastorcillo sentía tener contar con las ovejas entre sus presas. 



En esa situación, el pastorcillo, comenzó a sufrir unos fuertes dolores de muelas que le impedían  masticar la carne cruda. la que había de tragar entera con los consiguientes problemas de digestión.

Ello unido a la aparición de las hormonas sexuales y no quería emparejarse con una loba  para formar una familia.

A ello se unió la aparición de una fiebre muy alta debido a la gripe que padecía por lo que no pudo acompañar a la familia durante varios días.

Y cuando se sintió mejor tomó la decisión de abandonar los lobos y volver con los humanos. Así lo hizo pero el recibimiento de ellos fue huir gritando:
¡El hombre lobo!
Hasta que uno de ellos le disparó con una escopeta de caza que lo llevó al hospital de “Beneficencia” donde encontró a su padre  que, una vez curado, su  se había quedado a trabajar en la limpieza.

Unos días después se encontró con su madre que la habían llevado al hospital por unos fuertes dolores de estómago.
Y, el caso fue que sin saber como: el padre, la madre y el hijo de conocieron y volvieron a continuar sus vidas juntos.

Tomás Martín Cifuentes

No hay comentarios:

Publicar un comentario