viernes, diciembre 19, 2014


ALEGRÍAS Y TRISTEZAS

La alegría o tristeza es la expresión de nuestro estado de ánimo, configurado por los hechos favorables o desfavorables que nos suceden. Así pues, para evitar las tristezas, se habrían de impedir los hechos desfavorables.

¿Y quien decide si los acontecimientos son favorables o desfavorables? buenos o malos.

Lo decidimos nosotros cuando creamos deseos y nos formamos expectativas sobre el posible cumplimiento de los mismos. Y no, necesariamente, porque lo que deseamos sea bueno. Puede suceder que aquello que deseamos no sea bueno para nosotros. Puede incluso suceder que nos sintamos tristes porque no se ha producido algo que no aportaría ventaja alguna para nosotros, e incluso que se haya producido algo que nos favorece.

Y también podemos sufrir desde el momento en que creamos el deseo hasta el día, hora o momento prefijado para su ejecución.

Pongamos un ejemplo: Desde  hace unos días sabemos que el Real Madrid y el Fútbol C B se jugarán la continuación  próximamente.

Y, aunque a fuerza de  enfrentamientos se va rebajando algo las perspectivas sobre  estos partidos,  los aficionados  siguen deseando que el triunfador sea el equipo que eligieron en su día como suyo y temiendo que sea el perdedor. 

Estas cosas que las piensa cualquier aficionado, se ven reforzadas por los medios de comunicación afines, que insisten, día si y día también, sobre la importancia y necesidad de de ganar y el reto que ello representa.

¿No creen ustedes que sería mejor analizar tranquilamente porque deseamos lo que deseamos, sabiendo que nuestra alegría o tristeza va a depender de algo que nosotros no podemos controlar?

Yo creo que si. Porque pensándolo bien ¿que ganaremos nosotros si el Barcelona vence?

La satisfacción de haber acertado en nuestra apuesta sentimental, llegando a decir y hasta creer que también hemos ganado nosotros. ¿Y si es derrotado? La desilusión de no haber acertado en nuestra apuesta sentimental, mientras rebuscamos los culpables que han hecho que el Barca haya salido derrotado, acusando a los árbitros, las malas artes de los jugadores contrarios y su entrenador, y como último recurso los fallos de los jugadores de su equipo y el  entrenador.

Nosotros sufriremos; pero seguiremos diciendo que no nos hemos equivocado en la apuesta.

Así, con nuestras emociones incontroladas, sufriremos y quizá haremos sufrir a otros, porque hemos fijado nuestro deseo en el juego de unos trabajadores, trabajadores atípicos pero trabajadores al fin.

Si sopesáramos que nuestra apuesta a todo o nada es arriesgada, quizá razonando llegaríamos a la conclusión que, porque el Barcelona gane al Real Madrid no seremos más de lo que somos, ni que las butifarras nos llegarán volando asadas y listas para comer.

Y en el caso contrario, si el Barcelona sale derrotado, quizá no sea tan malo como creemos y nos han hecho creer.

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