Hace uno años la Rambla de Barcelona se había convertido en la exposición de cuantos querían disfrazarse para conseguir unas monedas de los paseantes y turistas que caminaban por ella, hasta que el Ayuntamiento tomó la decisión de limitar el número de las personas que decidían disfrazarse y pasar día tras día en aquella situación.
Aquí os muestro algunos de aquellos vividores del cuento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario