EL PODER TESTRUPTIVO
DE LAS OBSESIONES
Tres señoras llegaron a las mismas consecuencias por su obcecación
en creer que su cuerpo tenía unas deficiencias que no les permitían ser tan
bellas como los hombres deseaban.
La segunda que tenía un cuerpo delgado, tampoco permitía a
su marido mirarla sin ropa, por las arrugas que había dejado la disminución de volumen
corporal que había experimentado por una dieta alimentaria.
La tercera le hacía sufrir la pequeñez de sus glúteos. (se
sentía como una tabla)
A todas ellas su descontento con alguna parte de su cuerpo les producía grandes disgustos y hasta depresiones, sin llegar a pensar que a todos nos gustaría ser guapos, inteligentes y muchas cosas
más; pero una cosa son los deseos y otra muy distinta las realidades y, por
consiguiente se ha de aceptar que teniendo tantas cosas, alguna o algunas no lleguen a ser como a nosotros nos gustaría que fueran.
Deberíamos saber y, recordar a menudo, que la obligación personal de cada uno no pasa de potenciar las
capacidades que nos acompañaron al nacer, y mejorar, recogiendo cuanto nos sea
posible, de lo bueno que encontremos al caminar por la vida
l aumentar el sufrimiento de las desgracias que nos puedan salpicar de los males de este mundo, por sentirnos imperfectos, discriminados o faltos de suerte es una s obrecarga innecesaria
sobre nuestras espaldas que a nada bueno nos llevará.
l aumentar el sufrimiento de las desgracias que nos puedan salpicar de los males de este mundo, por sentirnos imperfectos, discriminados o faltos de suerte es una
Lo que si suele ser bueno es hacer una lista de las cosas que poseemos y qué nos hubiera costado
comprarlas, si es que se pudieran comprar.
Por ejemplo:
¿Cuánto vale un ojo? ¿Cuánto
una pierna? ¿Cuánto…
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