sábado, diciembre 20, 2014

EL PODER DESTRUCTIVO DE LAS OBSESIONES


EL PODER TESTRUPTIVO DE LAS OBSESIONES
Tres señoras llegaron a las mismas consecuencias por su obcecación en creer que su cuerpo tenía unas deficiencias que no les permitían ser tan bellas  como los hombres deseaban.
 La primera se lamentaba  porque el tamaño de sus pechos le parecía pequeño hasta tal punto de no permitir a su marido verla desnuda, a pesar de que aquellos senos habían amamantado a sus hijos con toda normalidad.
La segunda que tenía un cuerpo delgado, tampoco permitía a su marido mirarla sin ropa, por las arrugas que había dejado la disminución de volumen corporal que había experimentado por una dieta alimentaria. 
La tercera le hacía sufrir la pequeñez de sus glúteos. (se sentía como una tabla)
A todas ellas su descontento con alguna parte de su cuerpo les producía grandes disgustos y hasta depresiones, sin llegar a pensar que a todos nos gustaría ser guapos, inteligentes y muchas cosas más; pero una cosa son los deseos y otra muy distinta las realidades y, por consiguiente se ha de aceptar que teniendo tantas cosas, alguna o algunas no lleguen a ser como a nosotros nos gustaría que fueran.
Deberíamos saber y, recordar a menudo, que la obligación personal de cada uno  no pasa de potenciar las capacidades que nos   acompañaron al nacer, y mejorar, recogiendo cuanto nos sea posible, de lo bueno que encontremos al  caminar por la vida
 l aumentar el sufrimiento de las desgracias que nos puedan salpicar de los males de este mundo, por sentirnos  imperfectos, discriminados o faltos de suerte es una  sobrecarga innecesaria  sobre nuestras espaldas que a nada bueno nos llevará.      
Lo que si suele ser bueno  es hacer una lista de  las cosas que poseemos y qué nos hubiera   costado comprarlas, si es que  se pudieran comprar. Por ejemplo:
 ¿Cuánto vale un ojo? ¿Cuánto una pierna? ¿Cuánto…

No hay comentarios:

Publicar un comentario