LA CABRA Y LOS CABRITOS
En una cueva de la montaña vivía una cabra con sus
cabritos que todos los días había de salir a comer y comer para poder
dar de mamar a sus cabritos . Y aquel día, a la hora de marchar dijo a sus hijitos:
Mientras yo esté fuera no le abráis la puerta a nadie. No olvidéis que el malvado lobo está deseoso de darse un festín a vuestra costa.
No te preocupes mamá
que la puerta no se abrirá hasta que tú vuelvas.
Pues así me voy más tranquila.
La cabra salió de la cueva, cerró la puerta y pidió a sus cabritos que
atrancaran por dentro, lo que ellos hicieron enseguida.
El lobo que estado vigilando,
cuando vio que la cabra marchaba, dejó pasar el tiempo suficiente para que los
cabritos creyeran que ya debería volver su madre, se acercó a la puerta de la
cueva para decir.
Abrir hijos míos que soy vuestra madre.
Los cabritos le respondieron: Tú no eres nuestra madre porque
nuestra madre tiene la voz más fina.
El lobo se marchó corriendo hasta una granja, donde robó una docena de huevos y se los tomó para que le
aclararan la voz.
Con la voz más fina volvió a la puerta de la cueva y dijo:
Abrir hijos míos que soy vuestra madre.
Y uno de los cabritos le contestó:
Tú no eres nuestra madre porque nuestra madre tiene las patas
blancas y tú las tienes negras.
El lobo marchó corriendo hasta un molino de harina y allí se
enharinó las patas para que parecieran blancas y volvió a la puerta de la cueva
para decir:
Abrir hijos míos que soy vuestra madre.
En aquel momento, los cabritos creyeron que era su madre y
abrieron la puerta al malvado lobo que se los tragó enteros a todos menos el
pequeñín que se escondió donde el lobo no pudo verlo.
Con la barriga llena de cabritos el lobo se fue hasta la
orilla del lago para beber agua y tumbarse a reposar el atracón.
En tanto la cabra había vuelto de su comida y encontró
al cabrito pequeño muy asustado que le contó como el malvado lobo se había comido a sus hermanos.
La cabra dejó al cabritillo encerrado y con unas tijeras, una
aguja e hilo gramante se fue a buscar al lobo que pronto lo encontró tumbado y
durmiendo junto al lago.
La cabra sin pensarlo ni un momento sacó las tijeras y rajó la
barriga de lobo y sacó a los cabritos que aun respiraban. Y, como el lobo
permanecía dormido, llenó su barriga de piedras y la cosió.
Mientras hablaba con sus cabritillos de lo ocurrido, el lobo se
despertó diciendo:
Qué sed tengo. Voy a beber agua. Pero cuando se acercaba al
lago para beber, las piedras tiraron de él llevándolo hasta el fondo del lago.
La cabra y los cabritos, al ver como el lobo se ahogaba
en el lago marcharon muy contentos hasta la cueva donde esperaba su hermanito
pequeño. y todos juntos celebraron una fiesta por haberse librado de la amenaza del malvado lobo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario