CITROSSA
El Sr. Juan Cabello,
adquirió la totalidad de las acciones de
una Empresa en suspensión de pagos el año 1972
y de inmediato se hizo cargo de la dirección, bajo el nombre de CITROSSA.
Su primera
actuación fue convocar una reunión de
los empleados en un céntrico hotel de Barcelona para hacer su
presentación y hablar de la nueva situación.
El Sr. Cabello,
como propietario y director general, tomo la palabra para decir que el motivo
de la reunión era para hacer su presentación y explicar la política que se
aplicaría y lo que se esperaba de los empleados.
Mi filosofía es muy sencilla -dijo- “Las cosas no suelen
llegar solas". Se ha de poner empeño para conseguirlas, sabiendo que no
siempre se consiguen, pero que si se pone ilusión, esfuerzo y acompaña
la suerte, se pueden lograr.
Quiero que desde el principio sepan que venimos con la convicción de hacer de
“CITROSSA” una empresa próspera, Sabiendo que la rentabilidad ha de ser irrenunciable
y ustedes son la parte más importante para conseguirla.
Y creemos que no existe un solo trabajador que no quiera
mejorar sus condiciones de trabajo, pero
los hay que no saben como se llega a ello. Desde este
momento, ustedes han de comprender que
en una empresa en pérdidas no puede haber mejoras salariales, ni de trabajo, ni
paz social, ni nada que se le parezca; por la sencilla razón de que los beneficios
son el soporte de todo ello, además de la amortización de las inversiones.
Pero no teman, ya que si
empujamos en la misma dirección, con la mecanización de la producción que
se ha de hacer, y compitiendo con entusiasmo, "CITROSSA" producirá
beneficios para cubrir sus necesidades.
Yo les digo las cosas como las pienso, les convoco a un
esfuerzo compartido y les prometo mejoras, pero si hay personas que no se
sienten identificados con mi forma de pensar, sería mejor que renunciaran a participar en un proyecto en
el que pudieran desentonar.
La dirección será generosa con cuantos no se sientan con ganas de participar en la
maravillosa aventura de llevar esta empresa a lo más alto. Aunque me gustaría
que fueran pocos o ninguno en esa situación.
Yo les ofrezco mis ideas, mi trabajo y mi capital. Ustedes han de poner su
inteligencia y energías para la consecución de objetivos.
No malgasten su tiempo y sus energías. Utilícenlas para
hacer bien su trabajo. Y piensen que si lo hacen así conseguirán lo necesario
para mejorar su situación y la de los suyos. Sin olvidar que se les juzgará por los resultados y nunca
por la calidad de las excusas.
Sepan que después de atender las necesidades básica, los
excedentes de beneficios se destinarán a
la ampliación de "CITROSSA" y una pequeña cantidad a obras sociales.
Mi deseo es que "CITROSSA" se implante en otros países pero eso ya se verá
más adelante.
A los trabajadores les parecía bien que se prometieran
inversiones, pero no les gustó aquello
de que "los que no quisieran compartir la nueva dinámica se les trataría con generosidad".
La nueva dinámica
empezó a desarrollarse con normalidad y los despidos fueron sólo
personas con la mirada puesta en una jubilación anticipada. Y en tanto se llevaban a cabo las mejoras técnicas de
producción se lanzaba una campaña de publicidad para reactivar la demanda, al
tiempo que se procedía a la mejora de
los comerciales y contratación de monitores y
Jefes de Grupo.
La publicidad hacía
aumentar la demanda e insuflaba
entusiasmo a los estamentos de la
Empresa y la mecanización permitía
disponer de producto suficiente para atender la demanda.
Todo se desarrollaba según el Sr. Cabello había anunciado,
los trabajadores ganaban más, "CITROSSA" obtenía beneficios y se
disfrutaba de un ambiente de trabajo
inmejorable. Mejor no podía ser.
En aquella situación de aumento continuado de las ventas se
programaba la construcción de nuevas fábricas en Madrid y Valencia y se
mejoraba la de Sevilla.
El hijo mayor del Sr. Cabello trabajaba para conseguir
distribuidores en Francia y en Alemania con producto llevado de Barcelona.
En la idea de unificar los métodos de venta se
intercambiaron monitores entre Madrid y Barcelona con resultados tan positivos
que se hizo extensible también a Valencia y Sevilla.
Las cosas se desarrollaban tan bien que propiciaba cierta
relajación en la dinámica implantada, en tanto que otras Empresas del ramo se
esforzaban para reducir distancia.
En aquella situación se mostraban en televisión dos
botellas del producto estrella de CITROSSA con partículas extrañas en su
interior junto al producto.
Aquella acción produjo malestar entre los trabajadores y no
digamos del Sr. Juan Cabello que no regateó esfuerzo y dinero para esclarecer
lo sucedido.
El resultado fue que un empleado de la propia CITROSSA
había realizado el sabotaje, sin llegarse a aclarar si había cobrado por ello.
Las explicaciones
del responsable de control de calidad explicaron en televisión lo sucedido y
continuaron con una serie de explicaciones en los medios de información
zanjaron el desafortunado incidente.
Había sido una desagradable experiencia que le daba
argumentos al Sr. Cabello para insistir sobre la responsabilidad de cada uno,
incluso en impedir cosas como lo ocurrido con su ex compañero.
Pasado el tiempo y olvidados del sabotaje, todo volvía a la
normalidad, pero nadie había pensado en el hecho más predecible de todos, como
era la muerte de Franco y, en un abril y cerrar de ojos, las cosas comenzaron a
cambiar.
Muchos eran los que se apuntaron al carro de las
manifestaciones y disturbios, reclamando libertades, derechos, cambios en la
política y democratización de todo.
CITROSSA no fue ajena al ambiente de confusión reinante y
los efectos de los rifi-rafes entre trabajadores partidarios de los sindicatos Comisiones
Obreras o Unión General de Trabajadores.
Aquellas realidades o cantos de sirena, en muchos casos,
afectaron a CITROSSA porque se apartaba
de la rigidez pragmática del Sr. Cabello
que le molestaba aceptar la nueva
situación.
Una de las exigencias de los trabajadores era hacer jornada
de ocho horas, ya que se venían
haciendo cuantas fueran necesarias, compensadas por comisiones e incentivos,
supeditados a la consecución de
objetivos.
En las reuniones del nuevo comité sindical con los jefes de
departamento se llegaba al acuerdo de seguir trabajando de la misma manera con
un aumento considerable de las comisiones y un nuevo sistema para los incentivos que permitiría cobrar el
70, 80, 90 ó 100%, según los resultados.
El primer envite de la nueva situación había sido
solventado y permitía a la Empresa continuar con el sistema que estaba
produciendo buenos resultados.
El dueño comentaba con su hijo: Les
hemos concedido tantas cosas y ni siquiera se sienten agradecidos. Habrá que
estudiar nueva situación y ello se ha de
hacer con serenidad, por lo que se convoca reunión para el jueves próximo a las
cinco de la tarde. Tenemos tres días de tiempo para reflexiona, pedir la
opinión de nuestros asesores, consultar con los servicios jurídicos, hablar con
los dirigentes sindicales y cuantos trabajadores sea necesario para tener
conocimientos a la hora de tomar las
decisiones.
Quiero que cada uno de los Jefes y encargados venga con
una opinión formada y con propuestas.
Tres días después comienza la reunión con la lectura, por
parte del Sr. Cabello, sobre los resultados del trimestre anterior que, según sus palabras, habían sido excelentes.
A lo que contestó el jefe de administración, Sr. Espartero:
Si los resultados siguen siendo buenos ¿por qué preocuparse por la nueva
situación de los trabajadores? Ellos siguen trabajando, aunque con algunas
exigencias más que la empresa puede soportar sin dificultades.
Buenas estaríamos si al primer constipado hubiera que
temer por la vida del paciente – contestó el dueño - Los resultados que se
comentan son el fruto de lo que hemos hecho
tiempo atrás y ahora pretendemos
tomar decisiones para que, en el futuro, CITROSSA siga siendo
competitiva, sin la interferencia de
personas que desconocen lo que cuesta mantener a flote una empresa, por
lo cual espero de ustedes diagnóstico y
posibles soluciones.
El jefe de producción comentó que necesitaba contratar
personar para cumplir los acuerdos firmados para almorzar, para fumar, atender el comedor y recargar las máquinas de café.
¿Y no ha pensado
en alguna solución alternativa?
la verdad es que no las veo.
El director comercial dijo que si los trabajadores decidían
trabajar sólo 8 horas tendría problemas con los posibles clientes que se
dejara de visitar.
¿Y que propone para una cosa que, de momento, no se
produce? Porque acabamos de firmar un acuerdo para seguir trabajando como se
ha venido haciendo.
1º. Reestructurar las rutas, adecuándolas a la nueva
situación.
2º. Estudiar a cuantos clientes se les visita cada
semana y podrían visitar quincenal o
trisemanal.
3º.Estudiar unos incentivos para los que terminen el
trabajo encomendado.
4º.A largo plazo, tener en cuenta en los convenios,
aumentar más la comisión por ventas y distribución y menos el fijo establecido.
5º.Preparar unas propuestas para que pasen a ser
autónomos todos cuantos podamos convencer y, de esta manera, cobrarían los
vendedores por lo que vendieran y los repartidores por lo que repartieran.
Si quiere mi opinión –dijo el dueño- le diré que me
parecen bien sus propuestas.
¿Y que nos trae el jefe de personal?
A mi me preocupa que las relaciones entre los directivos
y el personal a su mando se deterioren y que los dirigentes sindicales se
instalen en la reivindicación permanente, pues las peticiones que se han tenido
que aceptar les animarán a ello.
¿Y que soluciones propone usted?
Yo soy partidario de la línea dura –respondió el señor
Fausto-. Actual con firmeza puede ser desagradable y hasta arriesgado, pero a
la larga no hay otro camino. Hay que vigilar a los cabecillas y si se les coge
en fallos sancionarlos, llegando hasta el despido si la gravedad de la acción
les hace merecedores de ello. Restablecer la disciplina para que comprendan que
la democracia no autoriza a incumplir lo que cada uno tiene asignado y, en
cuanto a nosotros, estar siempre preparados para soportar una huelga, si
llegara, con el menor coste posible.
Yo creía, que en CITROSSA se sancionaba todo el que se hace merecedor a ello, igual
que se ha de premiar a los que con su buen hacer, dedicación y eficiencia
consiguen éxitos para la Compañía y con su ejemplo hacen que otros trabajen
mejor y sean más eficaces, pero ahora me
entero que se ha de sancionar a los componentes del Comité Sindicales cuando se
le coja en fallo. Perdóneme señor Fausto – Yo no puedo estar de acuerdo con su
propuesta, aunque si sería conveniente tener alguna persona de nuestra
confianza en esos comités para saber por
donde se orientan las cosas. Usted sabe bien que a mi me gusta la disciplina y
le recuerdo que es necesaria para que una colectividad humana consiga los
resultados deseados, pero también ha de aprender que en ciertas situaciones se ha
de actual con prudencia y, por supuesto, sin crear enfrentamientos. Hable con todas las personas
que sea necesario, incluyendo a nuestros asesores, no pierda la calma en ningún momento y mantenga el orden y las buenas maneras en
las relaciones entre todos.
Y el señor Espartero
¿Qué nos dice?
En la administración
venimos aplicando las nuevas concesiones
con normalidad, por la buena convivencia que hay entre todos, lo que
hace que unos ayuden a terminar el trabajo de otros, aunque no sea de su
especialidad y en contadísimas ocasiones acudimos a las horas extras.
Pues siga así, sin olvidar que hasta las cosas que van
bien se pueden mejorar.
Resumiendo:
El jefe de producción cederá el servicio de comidas y
bebidas a una empresa exterior. Reordenará el personal para permitirles el
tiempo de almorzar y fumar, a los que
sean fumadores. Y como último recurso hacer propuesta de aumento del personal
imprescindible, aunque yo preferiría mejor pagar algunas horas extras.
La dirección comercial presentará un sistema de
incentivos para los vendedores que
terminen el trabajo encomendado. Igualmente para los repartidores que no
devuelvan pedidos. Y sin pausa estudiar una propuesta atractiva resaltando las
ventajas que les puede aportar hacerse
autónomos.
El departamento de personal dirigido por el señor Fausto
establecerá normas de conducta basadas
en la firmeza sin enfrentamientos,
sancionando a todo el que deje de
cumplir con su cometido. A todos. Incluyendo
los representantes sindicales, pero estudiando antes los motivos por si
las atenuantes les eximen de culpa. Y siempre con el asesoramiento de nuestros
servicios jurídicos.
Y por lo que a mí respecta queda terminada la reunión,
aunque si hay alguna duda se ruega la exponga para su aclaración.
Como no se pidió ninguna aclaración se entendió que todos
sabían lo que deberían hacer, por lo que terminada la reunión cada uno volvió a
su lugar de trabajo.
En las naves de producción se comentaban las peticiones realizadas por los
representantes sindicales, a lo que algunos decían:
Tanto exigir nos puede acarrear malas consecuencias.
Siempre hemos trabajado y el Sr. Juan se ha portado bien con nosotros.
Claro – contestó Fulgencio – (Fulgencio era uno de los
del comité) siempre hemos hecho lo que se nos ha pedido y mientras la Empresa se hace cada vez más grande y
obtiene mayores beneficios,
nosotros vivimos apretándonos el cinturón y el Jefazo y su
familia disponen siempre más de lo que podrían gastar. ¿Vosotros sabéis que en
Europa cobran el doble por el trabajo que nosotros realizamos?
¿Tanto cobran? – preguntó
uno de los que escuchaban –
Y no sólo eso. Cobran
una paga de beneficios y otra por vacaciones.
¿En todo Europa?
–preguntó uno de ellos-
En todo Europa no.
Pero si en Francia, Alemania, Gran Bretaña, Suiza…
Pero en España las cosas no pueden ser como si el
Dictador siguiera gobernando –dijo uno que trabajaba cerca de allí-
Esa es nuestra perdición, que circulamos en el vagón de
cola, en cuanto a sueldos y mejoras sociales y ya va siendo hora de que las
cosas cambien.
Cuidado, que viene el encargado - se oyó en voz baja-
Aunque la mayoría de trabajadores no querían participar de
las reivindicaciones, la ebullición de los sindicalitas terminaba por arrastrar
a los más impresionables y al tiempo que cambiaban las políticas también
cambiaba la acción sindical en los centros
de trabajo y reuniones comarcales donde se
presentaban estrategias y se daban consignas.
El resultado fue que en CITROSSA se llegó a la huelga, a
pesar de las mejoras concedidas, donde no se permitía trabajar a los que
querían hacerlo, se precintaban las entradas a las plantas de fabricación y
almacenes de distribución. Los piquetes actuaban con violencia destrozando los
coches de los encargados. Pero lo más grave fue la irrupción de tres de ellos en
una reunión entre el Sr. Cabello, su hijo y los encargados, en un restaurante
de Barcelona, volcando las mesas y cuando el Sr. Cabello quiso reaccionar
recibió el impacto de una silla en la cabeza que le dejó sin sentido y hubo de
ser llevado al Hospital de San Pablo en ambulancia.
A partir de aquel desgraciado incidente, Gabriel el hijo
del Sr. Cabello, tomó las riendas de la Empresa que volvió al trabajo, pero
como el Sr. Caballo no terminaba de recuperarse, su hijo convertido en el Sr.
Gabriel no se encontraba cómodo después de lo ocurrido y decidió venderla a la
competencia que terminó liquidándola para hacer desaparecer los productos que
tantos quebraderos de cabeza le habían proporcionado.
¿Los trabajadores de CITROSSA? Algunos fueron recolocados y
otros despedidos.
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