lunes, mayo 11, 2015

CARTAS AL Sr. ZAPATERO CUANDO ERA PRESIDENTE DE ESPAÑA (Segundo grupo)


 
1ª.-
Al. Sr. D. José Luis Rodríguez Zapatero.   Presidente del Gobierno de España:
Le felicito por haber alcanzado el privilegio de dirigir los destinos de España, recordándole que, una vez en el cargo, lo más importante será que sus acciones redunden en el bien de los ciudadanos.
Sabiendo que su elección ha generado grandes expectativas en buena parte de los habitantes de este País, debe ser consecuente con las promesas y actitudes que hicieron posible la formación de tal estado de ánimo.
Tenga por seguro que la credibilidad de su Gobierno se medirá por la aprobación de medidas políticas y presupuestarias concretas. Por ejemplo:
1.-Mejorando, en la tramitación Parlamentaria del borrador de Presupuestos Generales del Estado las partidas destinadas a cooperación al desarrollo hasta situarlas en el 0,30% de PIB. Ya que las propuestas no responden a las expectativas creadas por su Gobierno y reiteradas por usted, Sr. Presidente, tanto en España como ante las Naciones Unidas, con el anuncio de una iniciativa para luchar contra el hambre en el Mundo.
También la ayuda no reembolsable (donaciones) debería incrementarse, como mínimo, en 150 millones de euros.
2.-No necesito decirle, Sr. Presidente, lo que sentimos cada vez que las noticias nos hablan de malos tratos y muertes de mujeres a manos de sus parejas. Y, aunque sabemos que tiene un compromiso de hacer lo posible para reducir este horroroso mal, también sabemos las dificultades que entraña tal empresa. Por lo cual, desde la modestia de nuestras opiniones, nos atrevemos a sugerirle que se trabaje en la búsqueda de las causas que lo producen. Debe hacerse, si es que no se lleva ya, una estadística minuciosa de todos los casos y las circunstancias que contribuyen a que se produzcan. Y así, tanto si se comprueba que se repiten las mismas circunstancias o se dan circunstancias diferentes, habrá más elementos de juicio para articular medidas a medio y largo plazo, mientras se ejecutan las acciones preventivas y paliativas actuales.
3.-Seguimos con disgusto y preocupación los brotes de racismo que se producen en nuestro País, atizados, entre otras cosas, por la torpeza del Seleccionador Nacional de Fútbol, Luis Aragonés. El asunto es tan grave que el Gobierno tiene que tomar medidas para impedir que el racismo aumente y perturbe la convivencia.
Creo que el Seleccionador Nacional de Fútbol debe pedir disculpas claras a cuantas personas o grupos se hayan sentido ofendidos por sus palabras, aunque lo mejor sería que fuese cesado
4.-Como creyente cristiano que soy, me preocupa la falta de entendimiento entre la Conferencia Episcopal y el Gobierno. Las enseñanzas de Jesucristo, que nosotros tratamos de seguir, persiguen el bien común y la protección de los más necesitados, por lo que el entendimiento con los componentes del Partido Socialista que predica la solidaridad y la tolerancia como virtudes propias, no debería ser insuperable. De hecho muchísimos cristianos pertenecen al Partido Socialista y le dan su voto en las elecciones. Cristianismo y Socialismo tienen muchas cosas buenas en común y no deberían cegarnos los hechos en que haya discrepancias, cómo en el aborto que los socialistas creen necesario y, por tanto, lo facilitan, y los cristianos tenemos catalogado como un mal.
Aprovechamos para  hacerle llegar nuestro deseo de que acierte en sus decisiones y las de su equipo de Gobierno. Reciba un saludo.   Tomás Martín Cifuentes. Barcelona 1-12-2004
 
2ª.-
Excmo. Sr. D. José Luis Rodríguez Zapatero
Presidente del Gobierno de España:
Sucede que por la alternancia política y la orientación de las mayorías que hacen posible la aprobación de las leyes, que algunas de éstas como la “Ley de Educación”, se cambian o se intentan cambiar con demasiada frecuencia y, siendo buena la inquietud por mejorar una ley fundamental como ésta, no es menos cierto que cada proyecto de modificación convulsiona a muchísimas personas y estamentos españoles.
Y si sucede que, una ley tan importante, se impone sin aceptar nada de lo que proponga la oposición, ocurrirá, como viene pasando, que cuando ellos lleguen a gobernar la volverán a cambiar, creando otro revuelo nacional y la preocupación e inquietud de estudiantes, profesores y padres.
No duden en incorporar a las leyes lo bueno de los otros porque –como dijo Felipe González- también ellos tienen su parcela de verdad.
Hagan pues una ley entre todos para que pueda ser duradera y permita a los estudiantes estudiar y los profesores enseñar, olvidándose de las manifestaciones y luchas para influir en la misma.
Reciba un saludo de Tomás Martín Cifuentes. Barcelona 02-11-2005
  
3ª.-
Excelentísimo Señor D. José Luis Rodríguez Zapatero.
Presidente del Gobierno de España:
Palacio de La Moncla.- Complejo Moncloa.
28071 Madrid
Siento muchísimo no poder felicitarle por como va España en su segunda legislatura. Pero nada me impide animarle a que utilice todos los medios a su alcance para evitar que una situación complicada y grave para algunos, se convierta en dramática para los más desfavorecidos y catastrófica para muchos.
No seré yo el que desconfíe de aquellas palabras pronunciadas por usted en la investidura de su primer mandato, cuando hablando de sus capacidades y virtudes dijo: “Siento el deseo de hacer cuanto bien me sea posible”. Era el momento de hablar de nuevo talante, convencimiento y esperanzas.
Yo fui uno más de los que le felicitamos “por haber conseguido la Presidencia del Gobierno y generado expectativas en la gran mayoría de los ciudadanos”.
Y ahora, aceptando que aquellas expectativas y esperanzas no se cumplieron del todo y que entre las luces empezaba a vislumbrarse alguna sombra: Como la facilidad con que daba por hecho que ETA dejaría las armas en breve. La mayoría de los votantes le otorgaron un segundo mandato, para el que anunciaba mejoras a partir de la primavera. Promesas que, al no producirse, dejaban entrever que usted no estaba bien informado.
A mí me sorprendía y me sigue sorprendiendo que usted, tan dado a recurrir a comisiones de expertos, no supiera de la crisis económica y financiera que se nos venía encima. Y, aunque puede pensarse que lo sabía y se resistía a admitirlo para no crear alarma, queda flotando una pregunta: ¿Por qué no se articularon medidas para amortiguar sus efectos?
Lo cierto es que usted seguía llamando desaceleración a la crisis, imitando a aquel padre que, para evitar el miedo de su hijo a la oscuridad, le decía que no era de noche sino que estaba nublado.
Otra de las cosas que apuntan a que no está bien informado, es verle correr detrás de los acontecimientos, cuando lo inteligente y efectivo es adelantarse a ellos.
Y ahora quiero hablarle de lo que importa en la situación actual, ya que el miedo se ha instalado en las personas y en los colectivos de ellas. Y“el miedo es el peor de todos los males, por que, en ese estado de ánimo, se deja de pensar con normalidad. Y, en el “sálvese quien pueda”, aparece el desorden y se repite la frase “Apretarse el cinturón”, que no hace otra cosa que agravar la situación.
Por lo cual, Señor Presidente: “A grandes males, Grandes remedios “y, aunque su ministro de economía no para de decir que no se pueden hacer más cosas. No se resigne.
Déjese aconsejar. Recurra a sabios y expertos en la materia. Fuera recelos y pida el máximo de sí a Su Gobierno, al que quizá le sobrarían algunos ministerios, cuyos titulares se les ve como agarrotados y mostrando un perfil bajo en su gestión.
Mi petición y consejo:
1.-El Gobierno ha de continuar con cuantas obras públicas se están realizando.
2.-Se han de acelerar los nuevos proyectos y comenzar su ejecución cuanto antes.
3.-Estudiar con urgencia nuevas inversiones en infraestructuras viarias, clínicas, centros de enseñanza y rehabilitación de edificios necesitados de ello.
4- El Gobierno ha de invertir, al tiempo que ayuda a los más necesitados. Y ya que el paro apunta a batir todas las marcas establecidas en España. Las medidas han de encaminarse a compensar con la obra pública, la ralentización o paralización de la actividad privada. Porque de nada servirá ofrecer dinero a los que contraten a personal en paro, si la falta de demanda hace que sus mercancías se eternicen en los almacenes.
¿Y de donde sacaremos el dinero para ello? Pueden decir ustedes.
Pues se ha de ahorrar en cosas que puedan esperar que escampe el temporal
Y recurrir al endeudamiento del Estado, rebasando las barreras de la U E, como hicieron Francia y Alemania en su día. Y como se debe hacer siempre, pero más en tiempos de crisis, control exhaustivo para que no metan la mano los listillos de turno.
Sepan pues que las personas solemos ser comprensivas con las acciones que la dureza de una situación obliga a tomar, si se les convence de ello. Por lo que han de hablar con la oposición y admitir algunas de sus propuestas. Dialoguen con los sindicatos y la patronal sobre la necesidad de priorizar el mantenimiento del empleo en detrimento de mejoras salariales.
Y, usted Señor Presidente, ha de hablar al pueblo español para presentarle con realismo la situación y pedir la colaboración de todos. Y, si fuera necesario, decretar la congelación de salarios y pensiones, exceptuando las que perciben los más humildes.
Que no le tiemble el pulso para tomar decisiones, por impopulares que puedan parecer. Pero eso sí; disponga siempre de un diagnóstico correcto y no se empeñe en minimizar las situaciones adversas.
No olvide que no es bueno y además suele crear rechazo el empeño en mantener que se sabe todo, sin admitir posibles errores. Además de ser un indicador de debilidad, desconfianza y temor.
Quiero decirle por último, que en las dificultades es donde se demuestra la verdadera capacidad de las personas y los grupos. Y a usted se le brinda la oportunidad de pasar a la Historia, no sólo como el Presidente que quiso aplicar a las relaciones un talante más humano, sino como el Presidente que lideró a España en unos tiempos de crisis, tomando las medidas necesarias para salir de ella.
Barcelona a, 5 de noviembre de 2008
Reciba un afectuoso saludo, deseándole acierto por el bien de todos.
Tomás Martín Cifuentes.
 
 
 

 
 
 
 
 

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