sábado, mayo 16, 2015

CARTA A JOSÉ ANTONIO DURÁN Y LLEIDA (Presidente de Unión Democrática de Cataluña)

 
Señor D. José Antonio Durán y Lleida. Presidente de Unión Democrática de Cataluña y portavoz del grupo parlamentario de “Convergencia y Unió” en el Congreso de los Diputados.
Estimado Señor Durán:
Quiero felicitarle por su trayectoria al frente de Unió y su participación en la política catalana y española, con un talante siempre razonable, moderado y conciliador.
Su saber y su constancia ha hecho posible la colaboración entre Unió y Convergencia, preservando la identidad de su formación, a pesar de las presiones para que se diluyera en el otro partido de la coalición.
Sus creencias y sentimientos cristianos refuerzan su temperamento sereno y sosegado, ayudando a mejorar su perfil humano y político, por lo cual es valorado y estimado.
Es por lo que espero y deseo que su saber y su peso político le permitan influir para que la nueva ley del aborto que se prepara, no salga tan permisiva como pretende el Gobierno de José Luís Rodríguez Zapatero, escudándose en informes de una comisión de expertos. Expertos en qué? En la eliminación de seres inocentes indefensos? A unos seres que se les debería permitir su nacimiento como nos lo permitieron a usted y a Mí, (en mi caso siendo el sexto hijo de una familia trabajadora) por lo que yo me siento dichoso y feliz. Y pienso que usted también lo estará. Y otra cuestión, ¿por qué no se estudia una posible adopción para esas criaturas antes de eliminarlas?
Sabido es que a las cosas se les da más importancia si quien las dice es una persona conocida y valorada, y llegarán a más o menos personas dependiendo del lugar donde se pronuncien. Es por ello que lo que usted diga desde el Congreso de los Diputados o desde cualquier medio de comunicación, puede hacer que algunos de esos abortos dejen de producirse.
Yo siento que los embriones puedan manipularse tan alegremente y que no es justo que se practiquen abortos con la excusa de que los fetos presentan algunas deficiencias. Y mucho menos que se hagan atendiendo sólo a la decisión y conveniencia de la mujer embarazada. Recuérdese que se trata de la eliminación de vidas humanas y eso es muy serio, cuando toda criatura debería disponer del primero de los derechos que es el derecho a la vida.
Y una de las cosas en que yo no estaré nunca de acuerdo es que no sea el mismo delito quitar la vida a un bebé que habérsela quitado antes de nacer. Es por lo que le ruego que desde su privilegiada posición de político y diputado defienda el derecho a la vida, en el ánimo que si sus palabras consiguieran que una sola de las criaturas que van a ser eliminadas antes de nacer pudiera llegar a ver la luz del día habría hecho algo importante. Para prepararse a esa buena acción fíjese en cualquier niño de los que vea en cualquier lugar, y dígase para sí: Este no ha sido eliminado por el maléfico aborto. Y no olvide aquellas palabras de Sócrates en el sentido de que: “la mejor recompensa para una buena acción será haber podido realizarla”.
Reciba un afectuoso saludo de Tomás Martín Cifuentes.
Barcelona a, 8 de marzo de 2009

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