Señor D. José Bono. Presidente del Congreso de los Diputados.
Calle Floridablanca s/n
CP 28071 Madrid
Distinguido señor:
Me dirijo a usted, viendo una España donde el tira y
tira de las autonomías por llevarse mayor trozo de la tarta de los recursos del
Estado, hace muy difícil el acuerdo sobre financiación. Y mientras eso ocurre,
el Gobierno parchea las consecuencias de la crisis económica como mejor sabe. Y
se empeña en modificar la ley del aborto para dar más cobertura legal a los
profesionales que intervienen en el cada día mayor número de casos que se
practican, y no siempre ajustados a legalidad.
Un problema, el del aborto, que impide que nazcan en
España las niñas y los niños que serían necesarios para mantener las
proporciones adecuadas entre pequeños, jóvenes, adolescentes y mayores.
Desde mi óptica de sexto hijo de una familia que me
siento afortunado, alegre y feliz, a pesar de haber nacido unos meses antes del
comienzo de la “Guerra Civil” que impuso privaciones añadidas a las propias de
un País lleno de pobreza.
Mi niñez y adolescencia trascurrió con normalidad y
con la suerte de tener cinco hermanos (algunos veinte años mayor que yo) que me
querían, ayudaban, protegían y enseñaban.
Así pasaban los años, en una España donde se
sucedían los Gobiernos de Franco, hasta que su muerte abriría un proceso
de“Transición a la Democracia”en la que todas las tendencias políticas hubieron
de renunciar a algunos de sus planteamientos y aceptar cosas de los otros para
llegar a un acuerdo que plasmar en una “Constitución” en la que se admitían las
reivindicaciones autonómicas de Cataluña y de lo que entonces se llamaba Las
Vascongadas, a condición de que las demás regiones pudieran acogerse a sistemas
parecidos si lo deseaban.
A partir de aquellos años, entre los Pujol,
Arzallus, Fraga, González, Suarez, Alfonso Guerra, Rodríguez Ibarra, etc, se
distinguía usted, señor Bono, como político humanista, moderado, y conciliador.
A tenor de su forma de actual, puede pensarse que sus
sentimientos podrían acercarse a los del personaje manchego de don Quijote, en
el sentido de proteger a los desamparados, corregir las injusticias, ayudar a
los débiles y plantar cara a los malvados. Aunque sabiendo quienes eran los
salteadores de caminos y sin confundir a los molinos con gigantes.
Después de su exitosa etapa como presidente de la
Comunidad Castellano-Manchega, su trayectoria política se debate entre “lo que
pudo haber sido y no fue” en aquella ajustada votación con su compañero de
partido, José Luis Rodríguez Zapatero, que determinó que el devenir de España y
de muchísimos españoles fuera diferente. Y que yo pienso habría sido mejor con
usted de Presidente.
Bien es verdad que fue nombrado Ministro del
Ejército, pero ese ministerio no es propicio para influir en la política. Por
lo que más bien parece una acción para impedir, por parte de usted, una
intervención activa en la política con Mayúscula y una forma de protegerse de
un adversario.
Pasado el tiempo, y fuera del ministerio, supongo que
vería con mayor claridad la estrategia del Presidente para situar, a quienes
diferían de su particular forma de hacer las cosas, en lugares preferentes pero
con nulas posibilidades de interferir en su forma de gobernar. Así se hizo
también con Paco Vázquez, enviándole al Vaticano.
Siguiendo la línea prefijada, después del intento de
que usted participara en unas complicadas elecciones al hueso duro de Madrid,
fue premiado con uno de los cargos más altos del organigrama político de
España, pero tampoco se puede olvidar que ser Presidente del Congreso de los
Diputados obliga a ser árbitro imparcial e impide proponer y defender las ideas
políticas propias.
Yo creo que habría sido mejor para España que usted
hubiese actuado como lo hizo Alfonso Guerra, en su relación con Felipe
González. Organizándose y agrupándose con los que pensaban como usted y le
apoyaban.
De todos modos tengo que reconocer que usted tiene
un enorme valor al militar en un partido que se muestra condescendiente con
acciones como el aborto que, en la práctica equivale a la eliminación de seres
inocentes e indefensos, siendo creyente cristiano como ha reconocido
públicamente.
A mi me parece que en España se otorga toda clase de
derechos a las personas incluidos los niños, no faltaría más. Pero no entiendo
que no sea el mismo delito quitar la vida a un bebé, o habérsela quitado antes
de nacer.
Ahora la ministra de igualdad va a presentar una
nueva ley permisiva sobre el aborto, justificándola en las conclusiones de una
comisión de expertos: Expertos en qué? En eliminar seres inocentes? Y porqué no
se dice nada sobre la posibilidad de adopción de esas criaturas? Siempre sería
mejor la adopción que deshacerse de ellas.
Estando de acuerdo en que se hace información sobre
la prevención de los embarazos no deseados, aunque se olvida que la abstención
es una forma de prevención y que la espera hace mayor el disfrute de las cosas,
se hecha en falta una política de apoyo y ayudas a las embarazadas en
dificultades, para que puedan seguir adelante con sus embarazos y traer al
mundo unas criaturas que deberían tener asegurado el derecho de nacer.
Piénsese por un momento que se pudiera pedir opinión
a un embrión o un feto sobre su eliminación ¿Qué dirían?
También usted puede decir ahora: ¿Para qué me cuenta
a mí todo esto?
Pues sencillamente, porque aun sigo confiando en sus
sentimientos nobles para decir que el aborto es un mal que destruye vidas
humanas y causa daño psíquico y moral a las propias madres que pasan por ello.
Y toda criatura debería disponer de la oportunidad de nacer, como la tuvimos
nosotros y, por lo que yo me siento muy dichoso. Y pienso que usted también lo
estará.
Es curioso e inaceptable que unas personas a las que
se les permitió nacer, sean tan osados para convertirse en comisión de expertos
sobre la vida o la muerte de criaturas inocentes. Y los diputados que también
tuvieron el privilegio de nacer puedan legislar allanando el camino para que se
impida el nacimiento de los bebés del futuro.
Reciba un afectuoso saludo de: Tomás Martín Cifuentes.
Barcelona a, 10 de marzo de 2009.
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