SOBRE EL CUENTO DE JUAN SIN
PIERNAS
El leñador cayó en una depresión, no por la falta de sus piernas
sino por no compartir con sus amigos las cosas que hacían antes.
El psiquiatra le explicó que sus amigos no lo
evitaban porque hubieran dejado de quererlo, sino porque ahora no podían hacer
lo mismo, ya que aquellas cosas se habían de hacer entre iguales y él,
sin sus piernas, había de buscar otras personas en su misma situación.
Juan lo
comprendió pero en vez de buscarse otras
persona decidió cortarle las piernas
a algunos de sus amigos.
Juan
sin Piernas es un ejemplo de lo que
cuesta adaptarse a una situación que
rompa con la rutina. Porque no se ha enseñado a desaprender, cosa necesaria
para sustituir los hábitos por actividades diferentes.
La
mayoría de las personas, entre las muchas posibilidades que se les ofrecen, se
quedan con algunas actividades o acciones que repiten, cada momento, cada día, cada
semana, cada mes...
Y
esas repeticiones conforman un programa al que se termina por atribuir una
importancia que no le corresponde. Quizá porque en esas repeticiones se sienten cómodas y seguras.
En
cuanto a igualar, o sea que los amigos sean como él serrándoles las piernas, recuerdo que el tema
fue tratado por Cervantes, en "El Quijote", cuando para igualar de
peso a dos personas que habían de pelear se decidía cargar al mas delgado y don
quijote irónicamente propuso que, al más grueso se le cortara y escamondara
hasta dejarlo con un peso igual al delgado.
Y
refiriéndonos a los que tenemos el hábito de leer no deberíamos olvidar que los
libros están cargados de opiniones y subjetividades que hemos de saber ver, aun
en los casos que coincidan con nuestra
opinión que serán los más de las veces, por aquello de que somos nosotros los que elegimos los libros.
A mi
no me gusta que cambien los cuentos tradicionales. Y por supuesto no me
parecería bien que a alguien se le ocurriera escribir que los enanitos habían
violado a Blanca Nieves.
No hay comentarios:
Publicar un comentario