viernes, enero 27, 2012

FOTOGRAFÍAS DE ALICANTE Y ELCHE


En Alicante


Árbol especial en al paseo de Alicante




Árbol en el Paseo de Alicante






En Alicante






Fuente con réplica de la Dama de Elche en el Huerto del Cura










Palmeras de Huerto del Cura en Elche












Palmera con muchos brazos













miércoles, enero 25, 2012

APUNTES SOBRE "Stephen King"





STEPHEN KING (mientras escribo)

El primer cuento fue sobre cuatro animales mágicos que iban en un coche viejo ayudando a los niños.

Dice ser de la última promoción de novelistas que aprendieron a leer y escribir antes de tragarse su ración diaria de basura visual.

El primer cuento que envié a una revista sobre el mono asesino con cabeza de pecera fue rechazado.

Hay algo me gustaría aclarar lo antes posible. No hay ningún depósito de ideas, central de relatos o isla de los Best – Séller enterrados. Parece que las buenas ideas narrativas surjan de la nada, planeando hasta aterrizar en la cabeza del escritor: de repente se juntan dos ideas que no habían tenido ningún contacto y procrean algo nuevo. El trabajo del narrador no es encontrarlas, sino reconocerlas cuando aparecen.

A los catorce años el un clavo en la pared no apuntaba tantas notas de devolución. Pero seguí escribiendo.

A los 16 años recibí una devolución diciendo: El cuento es bueno. No está en nuestra línea, pero es bueno. Tiene usted talento. Envíenos más cosas.

El mismo cuento, un poco retocado, lo envié 10 años después, cuando ya había vendido un por de novelas. Esta vez lo aceptaron. He observado que, cuando ya has tenido un poco de éxito, recurren menos a la fórmula “No está en nuestra línea”.
Después del viaje de fin de estudios conseguí un empleo en una fábrica textil. No me apetecía, pero necesitaba un sueldo ya que mi madre ganaba una miseria.

Ella me aconsejó sacar el título de maestro para tener un cojín. Piensa que algún día puedes pensar casarte. Le hice caso y a los cuatro años salí de la Universidad de Miami con el título de maestro.

Como no encontraba plaza de maestro entré a trabajar en una lavandería. Después del trabajo escribía y hasta en las horas de comer. Vendí un relato por 200 dólares y otro después por 500.

Ya estaba casado con Tabby y en aquellos años fuimos muy felices, pero también pasamos mucho miedo, aunque el cariño ayudaba a olvidar los números rojos. Nos cuidábamos (cada uno a si mismo y a los niños). Yo seguía lavando sábanas de hotel y escribiendo películas de terror de un solo rollo.

Llegó lo de profesor con sueldo de 6.400 dólares mensuales, mi esposa seguía trabajando y mandando recetas a revistas que se las devolvían con el siga escribiendo. Fue la época que he estado más cerca de perder mi porvenir de escritor. Aunque mi mujer no expresó ninguna duda y su apoyo fue constante.

A veces hay que seguir escribiendo, sin gana de hacerlo, porque teniendo la sensación de estar acumulando mierda al final sale algo bueno.

En 1.985 se había sumado a mi problema alcohólico la adicción a las drogas, pero seguía funcionando con relativa facilidad, como muchos consumidores de estupefacientes. La idea de no hacerlo me provocaba pavor. Me había olvidado como vivir de otra manera. Me desvivía por esconder las sustancias que tomaba, tanto por miedo (¿Qué me ocurriría sin droga? L e había perdido el tranquillo a la vida normal). Aun así, la parte de mí que escribía novelas y cuentos, la parte profunda que en 1.975 (año en el que escribí “El Resplandor”) ya sabía que era alcohólico, no estaba dispuesto ha aceptarlo.

Como no sabe de silencios, empezó a gritar pidiendo ayuda de la única manera que sabía: a través de mis relatos y de mis monstruos.

A finales de 1.985 y principios de 1.986 escribí “Misery (”título que describe mi estado
Ánimo) la historia de un escritor que cae prisionero de una enfermera psicópata y es torturado por ella. En primavera y verano de 1.986 escribí “Tommyknockers”, en sesiones que solían prolongarse hasta la media noche, con el corazón a 130 pulsaciones y las orejas tapadas con algodón para cortar la hemorragia debida al consumo de coca.

Tommyknockers es un relato de ciencia ficción a los años cuarenta donde la protagonista, que es escritora, descubre una nave alienígena enterrada en el suelo. La tripulación sigue dentro, pero no muerta, sino en hibernación. Se trata de unos extraterrestres que se te meten en la cabeza y hacen trastadas. El resultado es energía y una inteligencia de orden superficial (La escritora inventa su máquina de escribir y un calentador de agua atómico, pero se paga con el alma.

Fue la mejor metáfora de las drogas y el alcohol que se le ocurrió a mi cerebro, cansado y sometido a un estrés brutal.

Poco después, mi mujer llegó a la conclusión de que no saldría solo de aquella espiral descendente e intervino. Dudo que fuera fácil, porque yo ya estaba muy lejos de cualquier sensatez, pero lo consiguió. Montó un grupo de intervención formado por parientes y amigos, y fui obsequiado con una especie “Esto es su vida en el infierno”.

El primer paso que dio mi esposa fue vaciar en la alfombra una bolsa de basura llena de cosas de mi despacho: latas de cerveza, colillas, cocaína en botellitas de gramo, más cocaína en bolsitas, cucharitas para coca manchadas de mocos y sangre seca, Valium, Xanax, frascos de jarabe Robitussin para la tos y de NyQuil anti – catarro y hasta botellas de elixir bucal.

En sentido de la intervención, de la cual puedo asegurar, que fue igual de desagradable para mi mujer e hijos que para mí. Es que yo me estaba matando delante de sus narices.
Dijo ella que tenía dos alternativas: o hacer un tratamiento de rehabilitación o marcharme enseguida de casa.

Dijo que me querían los tres, ella y los niños, y por eso no querían presenciar mi suicidio.

Yo regateé que es lo que hacen los adictos. Estuve encantador, como todos los adictos, y conseguí dos semanas para pensármelo. Ahora visto en perspectivo, se me antoja el resumen de toda la locura de aquella época…
Hay alguien en el tejado de un edificio en llamas. Llega un helicóptero, se coloca encima, sueltan una escalerilla de cuerda y grita alguien desde la cabina: ¡Suba! Y contesta el del edificio: “déjeme dos semanas para pensarlo”.

La verdad, sin embargo, es que pensé (al menos hasta donde me permitiría mi estado, y acabó por decirme Annie Wilknes la enferma de Misery. Annie personificaba la coca y la bebida, y decidí que estaba cansado de ser su escritor mascota. Temí no poder seguir trabajando si alcohol ni droga, pero decidí (hasta donde me lo permitía mi estado de confusión y desánimo) darlo todo a cambio de seguir casado y ver crecer a mis niños. Si de veras había que escoger.

Que no fue el caso. La idea de que la creación y las sustancias sico-trópicas vayan de la mano es uno de los grandes mitos de nuestra época, tanto a nivel intelectual como de cultura popular.

Los cuatro escritores del siglo xx cuya obra ha tenido mayor responsabilidad en ello deben de ser Hemingway, Scout Fitzgerad, Sherwood Antersan y el poeta Dylan Thomas. Son los que han formado nuestra visión de un yerzamo existencial en lengua inglesa donde la gente ya no se comunica y vive en un ambiente de asfixia y desesperación emocionales. Ninguno de esos conceptos le es desconocido a la mayoría de los alcohólicos, pero la reacción habitual es encontrarlo gracioso. Los escritores que se enganchan a demasiadas sustancias no se diferencian en nada de los demás adictos; son, en otras palabras, borrachos y drogatas vulgaris. Las afirmaciones de que la droga y el alcohol son necesarios para atenuar un exceso de sensibilidad no pasa de ser la típica chorrada para justificarse. He oído el mismo argumento en boca de operadores de quitanieves: que beben para calmar a los demonios. Da lo mismo ser James Janes, John Cheever o un simple borracho de banco de estación; pero un adicto, el derecho al alcohol o la droga elegida bebe para protegerse a toda costa.

Hemingway y Fitzgerald no bebían porque fueran personas creativos, alienados de déviles moralmente, sino por la misma razón que todos los alcohólicos. No digo que la gente creativa no corra mayor riesgo de engancharse que en otros trabajos, pero ¿y qué? A la hora de vomitar en la cuneta nos parecemos todos bastante.

Al final de mis aventuras bebía cada noche una caja de latas de medio litro, y tengo una novela, “Cujo”, que apenas recuerdo haber escrito. No lo digo ni con orgullo ni con vergüenza; sólo con la sensación de haber perdido algo. Es un libro que me gusta, y ojalá guardara un recuerdo agradable de haber redactado las partes buenas.

En los peores momentos no quería beber ni estar sobrio. Me sentía desahuciado de mi propia vida. Al iniciar el camino de vuelta, mi máxima ambición era creerme a los que me prometían una mejora a condición de tiempo. Y en ningún momento dejé de escribir. Me salieron muchas páginas sin garra, como de aprendiz, pero al menos salían. Poco a poco volví a encontrar el ritmo, y después la alegría. Me reintegré a mi familia con gratitud, y a mi trabajo con alivio. Volvía como cuando se vuelve a la casa de campo después de un largo invierno y se empieza comprobando que no hayan robado ni roto nada durante los meses de frío. Estaba todo intacto; todo en su sitio, y dada la corriente, funcionaba todo.

El escritor ha de hacerse una caja y en la bandeja superior poner las herramientas normales o sea el vocabulario.

Puedes utilizar lo que tengas sin complejo de culpa o de inferioridad. Es lo que le dijo una mujer al marinero. Oye, guapo, que no es cuestión de lo que tienes sino como lo usas.

También se ha de poner la gramática. La gramática se aprende leyendo o oyendo hablar. No hablaré de gramática, predicaré a los conversos. En cualquier frase no puede faltar nombre y verbo.

Aborrezco las expresiones “que legal”, “al final del día”, “aquel precioso instante”.

Escribe el tímido: “La reunión ha sido programada para las siete”. Es como si le dijera una vocecita: “Dilo así y la gente creerá que sabes algo”. ¡Abajo con la vocecita traidora! ¡levanta los hombros, yergue la cabeza y toma las riendas de la reunión! “La reunión es a las siete y punto. ¡Ya está!, ¿A que sienta mejor?

No se ha de abusar de los adverbios que modifican: completamente, avasalladoramente, fuertemente…

Soy de la opinión que los defectos de estilo suelen tener sus raíces en el miedo, un miedo que puede ser escaso si se escribe por gusto.

Aunque las equivocaciones se pueden corregir como: “el hecho de que”, “seguro que no lo dices en serio” –dijo incrédulamente Hill”. Por fácil que parezca un idioma, está sembrado de trampas. Sólo te pido que te esfuerces al máximo, y ten presente que escribir adverbios es humano, pero escribir “es divino”.

Los escritores se ordenan siguiendo la misma pirámide que se aprecia en todas las áreas del talento y la creatividad humanos. Los malos están en la base. Encima hay otro grupo ligeramente más reducido pero abundante y acogedor: son los escritores aceptables, que también pueden estar en la plantilla del periódico local, en las estanterías de librerías de pueblo o en las lecturas poéticas a micrófono abierto. Es gente que ha llegado a entender que una cosa es que esté indignado una lesbiana y otra que sus pechos sean eso, pechos.

El Teruel nivel es mucho más pequeño: se trata de los escritores buenos de verdad.

Encima de ellos, (de casi todos nosotros) están los Shakespeare, Faulkner, Yeats, Shaw y Endora Welty: genios, accidentes divinos, personajes con un don que no podemos entender.

Si quieres ser escritor, lo primero has de hacer dos cosas: leer mucho y escribir mucho. No conozco ninguna manera de saltárselas. No he visto ningún atajo.

Leyendo prosa mala es como se aprende de manara más clara a evitar ciertas cosas. Una novela como Mineros de Asteroides, El Valle de las muñecas, Flores en el Ático y los Puentes de Madison, por dar algunos ejemplos, equivalen a un semestre en una buena academia de escritura, incluidas las conferencias de los invitados estrella.

Quizá una novela como “Las Uvas de La ira” provoque desesperación y celos en el escritor novel.

El que quiera ser escritor ha de leer. Si no tienes tiempo para leer o no quieres hacerlo, es que no tienes tiempo (ni herramientas) para escribir.

La verdadera importancia de leer es que genera confianza e intimidad con el proceso de la escritura. Se entra en el país de los escritores con los papeles en regla. La lectura constante te lleva a un lugar (o estado mental, si lo prefieres), donde se puede escribir con entusiasmo y sin complejos. También te permite ir descubriendo qué está y qué por hacer, y te enseña a distinguir entre lo trillado y lo fresco, lo que funciona y lo que sólo ocupa espacio.

Cuanto más leas menos riesgo correrás de hacer el tonto con el bolígrafo o procesador de textos.

Escribir en una habitación cerrada, aleja las distracciones. Escribe de lo que quieras, de lo que sea, mientras cuentes la verdad.

Se empieza escribiendo de lo que le gusta a uno.

Hay que respetar la línea de los personajes y dejarlos que digan lo que tengan que decir. Aunque pienso que los tacos y la vulgaridad son el lenguaje de la ignorancia y la limitación verbal, pero si relatas un personaje que los dice los tendrás que poner.

Si quieres prescindir de sus expresiones has de prescindir del personaje.
Yo creo que hay que prestar atención a la gente que te rodea y contar la verdad de lo que has visto. Quizá te hayas fijado que el vecino, cuando cree que no le ve nadie, se mete el dedo en la nariz. Es un detalle valioso, pero no serás mejor escritor por fijarte, sino por estar dispuesto a incluirlo en algún episodio de la narración.

Antes de llevar el libro a la imprenta, lo normal es que lo hayas leído una docena de veces, se me de memoria párrafos enteros y me muero de ganas de quitarme este tocho de encima.

En 1.966 recibí un comentario manuscrito que cambió para siempre la manera de enfocar las revisiones. Debajo de la firma de director, reproducida a máquina, figuraba a mano lo siguiente: “No es malo, pero está inflado. Revisa la extensión. Formula: 2ª. Extensión = a 1ª. Versión –menos el 10%. Suerte.

Lo que hace la perla en el grano de arena que se mete en la concha de la ostra, no los seminarios de hacer perlas con otras ostras. Y cuanto más trabajo se me acumule, cuanto más se acerque el debo y se aleje del simple quiero, mas problemático puede llegar a ser. Los talleres de escritura presentan el grave problema de exigir el debo a categoría de norma, porque claro no vas para dar paseos románticos y gozar de la belleza de los bosques o la majestad de las montañas.

Cuando estoy en mi casa de verano con mi mujer camino seis kilómetros al día, de ellos casi cinco discurren por pistas forestales sin asfaltar y con muchas curvas.

La tercera semana de julio fue muy feliz para mi mujer y para mí; teníamos de visita nuestros tres hijos, que vivían en diferentes partes del país. Y hacía casi seis meses que no estábamos juntos y nos acompañaba mi nieto de tres meses.

El 19 de junio cogí el coche para llevar a mi hijo al aeropuerto, después volví a casa, dormí un poco y emprendí el paseo de rigor. Por la noche teníamos previsto ir todos a ver “La Hija del General”.

Me parece que salí hacia las cuatro me interné en el bosque y oriné. Al llegar a la carretera asfaltada me puse a caminar por el arcén con el tráfico en sentido contrario. Me adelantó un coche. Cerca de un km. Después la conductora se fijó en una camioneta Dodge de color azul que se cruzaba con ella dando bandazos, pero lo peor fue que al cruzarse conmigo venía por el arcén, el mío, por lo que me atropelló sin remedio. Tuve un corte en la memoria y al otro lado de este corte aparezco tumbado en el suelo mirando la parte trasera de la camioneta, que se ha salido de la carretera. Es una imagen
Muy nítida, las luces de atrás de vehículo están rodeadas de polvo, la matrícula y toda la parte trasera está sucia. Sigue otro vacío en la memoria. Después me paso la mano izquierda por los ojos con mucho cuidado, mojándome toda la palma de sangre varias veces. En cuando tengo la vista un poco clara, miro alrededor y veo un hombre cerca, sentado en una piedra con un bastón en la mano. Se trata del individuo que acaba de atropellarme. (Después sabré que ha acumulado más de una docena de infracciones relacionadas con la conducción.

Smith ve que estoy despierto y me dice que ha pedido ayuda. Pienso que la ayuda está en camino. La ambulancia me lleva al hospital, pero allí deciden que las heridas son tan graves que han de trasladarme a otro centro. Es el momento en que llega Tabby, mi hijo mayor y mi hija. M suben al helicóptero y diez minutos después aterrizaba en el Central Maine Medical Centre.

Me ingresaron el 19 de junio y me levanté por primera vez el treinta y di tres pasos vacilantes. Volví a mi casa el nueve de julio y volví al hospital el cuatro de agosto para otra operación.

La verdad es que este libro lo empecé el 19 de diciembre de 1997 y tardé 18 meses en la primera versión.

En junio de 1.999 tomé la decisión d aprovechar el verano para terminar el puñetero libro. No me apetecía ponerme a trabajar, tenía unos dolores fortísimos, no podía doblar la rodilla derecha y tenía que usar andador. La catástrofe infringida a mi cadera hacía que fuera una tortura estar sentado. Pero como otras veces que había pasado malos tragos me ayudó a pasarlo la escritura.

viernes, enero 06, 2012

APUNTES SOBRE "Estudio sobre el amor" DE ORTEGA MUNILLA.



ESTUDIO SOBRE EL AMOR (Ortega Munilla)

Comienzo a leer el 2 de octubre de 2005
No sólo ama el hombre a la mujer y la mujer al hombre, sino que amamos el arte o la ciencia, ama la madre al hijo y el hombre religioso ama a Díos.

Del amor nacen, pues, en el sujeto muchas cosas: deseos, pensamientos, voliciones, actos; pero todo esto que del amor nace como la cosecha de una semiente, no es el amor mismo; antes bien, presupone la existencia de éste. Aquello que amamos, claro está que, en algún sentido y forma, lo deseamos también; pero desear un buen vino no es amarlo; el drogadicto desea la droga al tiempo que la odia por su nociva acción.

El amor es un eterno insatisfecho. En el amor es uno el que va al objeto amado, mientras que en el deseo es que lo deseado venga a uno.

Convendría hacer una aclaración entre el amor sexual y el instinto sexual.
En el instinto sexual se presiente el apetito antes de conocer la persona o situación que lo satisfaga. Consecuencia de esto es que puede satisfacerse con cualquiera. El instinto no prefiere cuando es sólo instinto.

El instinto sexual asegura, tal vez, la conservación de la especie, en cambio el auténtico amor sexual, el entusiasmo hacia otro ser, hacia su alma y hacia su cuerpo, en indisoluble unidad, es por si misma una fuerza gigantesca encargada de mejorar la especie. En lugar de preexistir a su objeto, nace por un ser que aparece ante nosotros y de una cualidad que dispara el erótico proceso.
Estrictamente hablando, no hay nadie que vea las cosas en su nuda realidad. El día que esto acaezca será el último día del mundo, la jornada de la gran revelación. Entretanto consideremos adecuada la percepción de lo real que, en medio de una niebla fantástica, nos deja apresar siquiera el esqueleto del mundo, sus grandes líneas tectónicas. Lo que llamamos genio no es sino el poder magnífico que algunos tienen de discernir un poro de esa niebla imaginaria y descubrir a su través un trozo auténtico de realidad. La mayoría de las personas son torpes en la percepción de los demás que, como personas, son el objeto más complicado y más sutil del Universo.

Hablamos de amor, entre personas; pero también de amor a Díos, amor a la patria, amor al arte, amor maternal, amor filiar, etc. Una sola, y misma voz, ampara y nombra la fauna emocional más variada.

Un vocablo equivocado cuando con él denominamos cosas que no tienen nada entre si comunidad esencial, sin nada importante que en todas ellas, sea idéntico.

Se desea un vaso de agua cuando se tiene sed; pero no se le ama. Nacen del amor deseos; pero el amor mismo no es desear.

Hay muchos amores donde existe de todo menos amor. Hay deseo, curiosidad, obstinación, manía, sincera ficción sentimental; pero no esa cálida afirmación de otro ser. El maniático practica un régimen de atención anómala. Casi todos los grandes hombres han sido maniáticos, sólo que las consecuencias de su manía, de su idea fija, nos parecen útiles o estimables.

El enamoramiento es un fenómeno de la atención, un estado anómalo de ella que en la persona normal se produce.
El enamoramiento, en su inicio, no es más que eso: atención anómalamente detenida en otra persona. Si ésta sabe aprovechar su situación privilegiada y nutre ingeniosamente aquella atención, lo demás se producirá con irremediable mecanicismo.
San Agustín dijo: Mi amor es mi peso: por él voy donde quiera que voy.

El amor es obra de arte mayor, magnifica operación de las almas y de los cuerpos.
El alma de un enamorado huele a cuarto cerrado de enfermo, a atmósfera confinada, nutrida por los pulmones mismos que van a respirarla.

Todos los que se enamoran, se enamoran lo mismo, el listo y el tonto, el joven y el viejo, el burgués y el artista. Esto afirma su carácter mecánico.

Para Platón es el amor una manía divina, y todo enamorado llama divina a la amada, se siente a su vera “como en el cielo” hablan de todo y de nada, y se le pasan las horas sin enterarse.

Decía San Juan de la Cruz: Yo no guardo ganado; esto es, no conservo preocupación ninguna. San Juan estaba enamorado de Díos.

No tienen nada y lo tienen todo. Quedamos en que el místico, como el enamorado, logra su anormal estado fijando la atención en un objeto cuyo papel no es otro, por el momento, que retraer esa atención de todo lo demás y hacer posible el vacío de la mente.
Santa Teresa de Jesús entre las dos suertes de transfusión: una es como si dos velas de cera se juntaran tanto que toda la luz fuera una… mas, después bien se puede apartar la una de la otra, y quedan en dos velas. La otra es como si cayendo agua del cielo en un río o una fuente adonde queda hecho todo agua, que no podrán ya dividirse ni apartar cual era el agua del río y cual la que cayó de las nuves.

La situación superlativa encuentra en su pareja en la evolución del enamoramiento. Cuando el otro corresponde, sobreviene un periodo de “unión transfusiva”, en que cada cual traslada al otro las raíces de su ser y vive, piensa y actúa, no desde si mismo, sino desde el otro.

Un estado de gracia común al enamorado y al místico. Esta vida y este mundo, ni en bien ni en mal le afectan.
Con la generosidad de un gran señor, sonríe feliz a cuanto le rodea.

Recordando los versos de San Juan de la Cruz:
Mil gracias derramando,
Pasó por estos sotos con premura,
Y yéndolos mirando
Con sola su figura
Vestidos los dejó de su hermosura.

Si el lector dedica un rato a analizar, descubrirá con sorpresa –tal vez con espanto- que gran parte de sus opiniones y sentimientos no son suyos, sino que proceden del entorno social y le cayeron como al transeúnte el polvo del camino.

El malvado que a fuerza de crímenes ha aumentado su fortuna puede un buen día ejecutar un acto benéfico, sin dejar por ello de ser malvado. Por lo cual conviene más fijarse en los gestos y en la fisonomía por si dejan escapar noticias del secreto y lo reflejan con exactitud. Así en estos gestos y expresiones puede averiguarse el verdadero amor, no el fingido que algunas personas puedan practicar.

A lo largo de una vida, la intervención del albedrío contra el carácter es prácticamente nula. Al hombre normal le gustan casi todas las mujeres que pasan cerca de él. Esto permite destacar más el carácter de profunda elección que posee el amor. Así este sentirse el varón atraído, arrastrado hacia la mujer que taconea delante de él. Sin ello no habría nada de lo demás, ni lo malo ni lo bueno, ni el vicio ni la virtud. (Esto lo escribía ortega, cuando la costumbre y la norma obligaban al hombre a exponer su amor a la mujer que, necesariamente, había de mostrar su desacuerdo con palabras, aunque sus gestos denotaran lo contrario)El amor es el interés que actúa eliminando la mayoría de las atracciones sentidas para fijarse en una.

Si es una tontería creer que el verdadero amor del hombre a la mujer, y viceversa, no tiene nada de sexual, es otra tontería decir que el amor es sexualidad.
La belleza que atrae, rara vez coincide con la belleza que enamora.

Beber sin sed y amar en todo tiempo -dijo Beaumarchais- distingue al hombre de los animales.

En el aullido del perro percibimos su dolor, y en la pupila del tigre, su ferocidad. Por eso distinguimos a la máquina de la figura con carne.

¿Ha sido en alguna época normal que la mujer prefiera al tipo mejor de hombre existente en ella? Sabemos que el hombre mejor para el hombre y el hombre mejor para la mujer no coinciden; pero también se puede dar que un hombre o mujer se enamoren y, como pasó en los enamorados de Marcela en “El Quijote” no sea correspondido, lo cual no otorga ningún derecho a culpar de sus posibles desgracias a quien no correspondió a su amor, por que como dijo la tal Marcela puede darse el contrasentido de que el enamorado quiera decir sin decirlo: Te amo por hermosa y tú me has de amar aunque sea feo. Por cierto que me apetece anotar el verso de Lope de Rueda por aquello de la pastora Marcela.

Andad mi bronco ganado
Por la frondosa ribera,
No vais tan alborotados,
Seguid hacia la ladera
Desde tan ameno prado.
Gozad la fresca mañana
Llena de cien mil olores,
Paced las floridas flores
Por las selvas de Diana,
Por los collados y alcores…


Reconoce pues, Marcela:
Fuego soy apartado y espada puesta lejos
¿Qué culpa tengo yo de la muerte de Crisóstomo?

La verdadera misión histórica de la hembra humana aparece sin claridad por olvidarse que la mujer no es la esposa, ni la madre, ni la hermana, ni es la hija. Pues ese cuadruple oficio conmovedor coexistiría si la hembra humana no fuera además y, ante todo, mujer.
¿Pero que es la mujer cuando no es sino mujer?
El oficio de la mujer, cuando no es sino mujer, es ser en concreto ideal “encanto, ilusión” del varón. (Esto lo escribía Ortega cuando la mujer no era pieza tan importante en las ocupaciones de gobierno, la enseñanza, la productividad, la cultura, el ocio y todos los espacios de la sociedad española y mundial) El hombre se siente dichoso si consigue el corazón de la mujer que ama.

Puede que la madre, la esposa, la hermana y la hija sean perfectas sin poseer la perfección de la mujer y viceversa.

La ilusión podrá vivir un instante o no morir nunca: breve a duradera es la ocasión de influencia máxima que a la mujer se ofrece. Hubo tiempo en que la mujer se dio como premio al más valiente, al más capacitado… pero después ella misma se encargaría de juzgar y elegir al excelente, aunque, como en todo, algunas veces al elegir el que le parece mejor no es mejor en realidad.

De lo que hoy tejen en su secreta fantasía las adolescentes depende, en buena parte, el sesgo que tomará la historia dentro de un siglo.

Yo señora –decía Ortega- no quiero tomar posición ante el feminismo, aunque sus aspiraciones concretas me parezcan dignas de estima y fomento, pero esto deja intacta la influencia femenina en la historia.

Todo hombre dueño de una sensibilidad bien templada ha experimentado a la vera de alguna mujer la impresión de algo superior a él. En una palabra: el hombre vale por lo que hace, la mujer por lo que es. La mujer lo que hace sin hacerlo, simplemente estando, siendo, irradiando.

Se acerca a ella el varón, buscando ser su preferido; con lo mejor de su persona para presentarlo a la juzgadora y sobre cada expresión de ésta, sea de aprobación o desdén; el hombre toma nota y va anulando, podando sus gestos reprobados y fomenta los que hallaron aquiescencia.

Información y opinión: Podemos decir que hoy a Principios del siglo xxI, cuando la mujer ocupa espacios de la sociedad que, en épocas pasadas, recaían sobre el hombre, sigue sin perder lo que ha sido siempre. Y con el progreso debe seguir siendo delicada y exigente, aunque llegaron los tiempos que ella también exige la perfección del hombre.

En épocas pasadas la mujer ha tenido su ideal de hombre a elegir y también ahora lo ha hecho saber: El hombre que en la actualidad quiera agradar a la mujer ha de cocinar, ayudar a sacar los hijos adelante, incluyendo el cambio de pañales de éstos, así como compartir las tareas del hogar y, además de todo esto, que no es poco, no ser un eterno juerguista que comparte con amigos horas de tiempo y de cubatas. El hombre que ellas quieren ha de compartir tiempo, trabajo y diversiones (De la cosecha propia).

De suerte que, casi sin darnos cuenta nos sentimos reformados, depurados según un nuevo estilo de vida. Sin hacer nada, quieta como una rosa en un rosal, la mujer encantadora ha esculpido una nueva estatua de varón. La mujer exigente, que no se contenta con la vulgar manufactura varonil, produce con su desdén una especie de vacío en las alturas sociales, y como la naturaleza tiene horror a éste, pronto lo veremos llenarse de realidades: surgirán nuevas ideas, nuevas ambiciones y proyectos, empresas surcarán los espacios vitales, la existencia toda a marchar en ritmo ascendente, y en el país venturoso donde esa feminidad aparezca florecerá triunfante una histórica primavera.

Información y opinión: En los primeros años del siglo xxI, sucede que ciertos hombres les cuesta situarse en el ideal de preferencia femenina, ven como se les pasa el tiempo mientras algunas jóvenes esperan lo que no les llega. Así Unos y otras quedan en una soltería que no deseaban. Ésos hombres situados entre no querer y no saber adaptarse, sustituyen lo natural de una vida compartida con una mujer por el consuelo de unos compañeros de tabernas, cuando no llegan a adicciones más peligrosas. A ciertas mujeres se les pasa el arroz, como suele decirse ahora, por no resignarse a unos hombres que no han llegado a su ideal. Unos y otras no sabrán nunca de la ilusión incendiada que se siente cuando se cruzó un amor compartido. (De la cosecha propia)

Un individuo, como un pueblo, queda más definido por sus ideales que por sus realidades.
Siendo el amor el arte más delicado del alma, en él se reflejan la condición e índole de ésta. Puede darse y de hecho se dan matrimonios sin amor, aunque exista lo que se llama cariño, dos personas sienten mutua simpatía, adhesión, pero no hay encantamiento ni entrega. Cada cual vive sobre si mismo, sin arrebato en el otro, y desde si mismo envía al otro efluvios suaves de estima, benevolencia y corroboración.

Información y opinión: Estos matrimonios suelen ser tranquilos y duraderos, aunque no exista entre ellos el encanto y la entrega absoluta. De éstas uniones se producen bastantes porque el enamoramiento no llega, o porque lo hubo y no fue correspondido. Son matrimonios de conveniencias que, aunque muy criticados desde los tiempos en que los padres hacían los arreglos, donde lo racional y económico sustituían los sentimientos amorosos, serán apacibles si se dan entre personas honestas y responsables. (De la cosecha propia)

Es normal que un jovencito pretenda enamorarse de mujeres mayores y que el hombre hecho de mujeres con algunos años menos. El enamoramiento de un hombre de cuarenta de una mujer de veinte puede producirse, pero no será fácil que en ella prenda su estilo de entusiasmo.
Sólo resulta preferida la mujer muy joven cuando no se trata de amoroso afán, sino de abstracta complacencia sexual.

El descubrimiento de que estamos fatalmente adscritos a un cierto grupo y estilo de vida es una de las experiencias melancólicas que, antes o después, todo hombre sensible llega a hacer.

Información y opinión: Por esa razón, la de nuestro grupo de vida, costumbres, religiones…, las uniones entre hombres y mujeres de países con un nivel cultural y económico distanciado suelen tener problemas de adaptación, sin embargo en la actualidad se ven en España muchos hombres que se unen a mujeres ibero-americanas, y parece que cumplen una necesidad de tener compañía y asistencia, por parte de ellos, y mejoras económicas por parte de ellas. Éstas son las verdaderas uniones de conveniencias que aprovechan ciertos hombres a los que no aceptan las mujeres de aquí, y se compenetran con aquellas mujeres que aún retienen el sentimiento de sumisión que desapareció de las mujeres españolas. (De la cosecha propia)

El europeo a fuerza de ser listo ha aprendido el encanto y la utilidad de no serlo. El listo se dedica a andar hurgando en las cosas, a hacer carantoñas delante de ellas, en vez de abrirse sin más e ingenuamente a ellas, de dejarlas ser –ser lo que las cosas sean- y así nutrirse y enriquecerse con su efectiva sustancia. La listeza es un arcaísmo que al hombre ha debilitado y entontecido, tras dos siglos y ahora comienza a descubrir la ingenuidad.

Una nación es, ante todo y sobre todo, el tipo de hombre que va logrando hacer, y ese tipo de hombre, dominante en la historia de un pueblo, depende de cual sea el tipo de mujer ejemplar que fulgura en su horizonte.
En la mujer hay siempre algo de corza, para ventura de ella, para derrota del hombre. El arma de la corza es la fuga. Y nosotros, siempre ingenuos, obsesionados por darle caza, hasta que nos lleva al lugar de los encantamientos. Si esto pasa no hay nada que hacer. Quedamos encantados.

Como el saber de la materia exige laboratorios, matemáticas y técnicas difíciles, el saber de la vida humana, personal o nacional, exige inexcusablemente vivirlo.

APUNTES SOBRE "La vida es un sueño" De Calderón de La Barca



Decía Calderón de La Barca en “La vida es un Sueño”
Que estoy soñando y que quiero
Obrar bien, pues nada pierdo
El hacer bien aun en sueños.

¿De veras no se pierde? ¿Lo sabía Calderón? Y añadía:
Acudamos a lo eterno
Que es la fama vividora
Donde ni duermen las dichas
Ni las grandezas reposan.
Calderón de la Barca tenía fe, una fe robusta pero al que no puede tenerla, al que no puede creer en lo que Pedro Calderón creía, le queda siempre lo de Obermann:
Hagamos que la nada si es que nos está reservada sea una injusticia.