sábado, febrero 28, 2015

EL BURRO DE RUBITE (Dos historias en una)

 
 
 
 
 
El burro de Rubite,
dos historias en una
Por D. Miguel Ruiz de Almodóvar.
Abogado
 
 
Todavía recuerdo la rabia contenida que me produjo escuchar aquellas primeras explicaciones sobre lo sucedido. Todavía recuerdo la dificultad e impotencia que siempre padecí para comunicarme con aquel cliente tan particular. Sordo como una tapia, gozaba riéndose viéndome como le gritaba al oído intentando que me entendiera y ello a pesar de la pena y tristeza que lo embargaba. Se llamaba Antonio Dueñas Jódar, y le habían quemado su burro, achicharrado por culpa de una broma temeraria.
Habría que remontarse al verano de 1986, cuando a eso del mediodía, regresaba Antonio a su pueblo de Rubite, orgulloso y contento junto a su burro cargado hasta la bandera de mies de cebada, que casi lo ocultaba de larga y espesa que era. Serían las 13,30 horas cuando paró en la plaza a charlar con un amigo antes de irse a comer, atando la bestia a una reja, frente por frente a la panadería. Hacía mucho calor y corría una brisa rebelde y tosca. Al pronto llegó Eduardo, siempre burlón y chistoso, quien enseguida se le ocurrió lo imprevisible, "mira que le prendo fuego a las gavillas" -dijo riéndose- al tiempo que blandía en la mano un mechero amarillo. Y dicho y hecho, tanto lo arrimó que el burro prendió como una tea, consumiéndose en breves instantes no sólo su abundante carga y aparejo, sino también afectada su cabeza, lomo y culata, totalmente chamuscados. Ni correr ni revolcarse pudo, ni nadie acercarse para desatarlo. Sólo unos cuantos baldes de agua fresca para apagarlo. Las risas y bromas dieron paso a la tragedia y la crueldad más absurda que cabe imaginarse con un ser vivo. El burro de, de ocho años de edad, era para el dueño como un hijo para cualquiera. Es más, con seis meses lo había comprado y desde entonces criado, siendo su principal compaña aparte del hermano y madre con los que convivía.
Estos fueron los  hechos, y el motivo que acudiera a mi despacho apesadumbrado por lo ocurrido. Venía de parte de su cuñado José González, una de esas personas con las que uno conecta enseguida dada su innata curiosidad por saberlo todo, tanto que hacía poco le había comprado en Granad un Código Penal y otro Civil que me había encargado. "Ahí le mando un amigo que quiere hacerle unas preguntas", decía la nota manuscrita que traía en el bolsillo, y enseguida la primera mía y a bocajarro:
¿Pero el burro como está, se salvará o no?
Nadie lo sabe -espetó- Se encuentra muy mal y en las manos del veterinario de Castell de Ferro que lo está curando, pero que lleva gastado un capital
 en medicinas, apostilló.
Pronto me di cuenta de la injusta desproporción que tenía delante, vistas las pretensiones económicas del cliente y la verdadera gravedad y el perjuicio de lo ocurrido, de ahí que me pusiera a trabajar para intentar conseguir compensar el verdadero daño ocasionado, y que yo entendía que iba bastante más de los gastos de curación, carga y aparejo quemado. Hablamos de lucro cesante, daños morales o precio del dolor, todas ellas materias poco claras y muy impresionables judicialmente si la prueba y el enfoque era acertado, como fue el caso.Sin embargo más de un año tardaría en celebrarse el juicio de faltas por imprudencias ante el
 juzgado de Distrito de Albuñol, tardanza que en modo alguno beneficiaba a la acusación por cuanto el burro ya
estaba curado, y un tanto olvidado el suceso.
 
 
 
 
Fue entonces cuando me enteré que como resultado de la quema se le habían caído las orejas al burro, y lo que es más importante,que su amo las guardaba como reliquia  en una bolsa de plástico. Hete aquí la solución del problema me dije. El golpe de efecto que necesitaba, pensé, no dudando un instante en presentarlas como prueba de cargo, tras descartar mi primera intención que era llevar el burro en una camioneta alquilada. Y así nada más comenzar la vista las deposité solemnemente encima de la mesa del juez, acompañadas de una simpática fotografía de mi cliente abrazado a su burro cuando era pequeño. El acta se encargó de testimoniarlo: "aporta foto del burro antes del accidente, como orejas del burro quemadas"- Después de aquello, debo confesar que la cosa fue coser y cantar, aunque antes hubiera que sortear la prueba testificar que insistía en el caso fortuito como única defensa, algo difícil de demostrar vistas las circunstancias concurrentes, tal como se encargó de sentenciar "in voce", el juzgador: Hechos probados: 17 de septiembre de 1986, Antonio Dueñas Jódar se encontraba en Rubite con un asno de su propiedad el cual ha criado desde pequeño y utilizado para labores propias, como el día de autos en que se encontraba cargado de cebada y fue abordado por Eduardo S. G. el cual con un encendedor prendió a la cebada que estaba seca y hacía viento, ardiendo la carga y aparejo valorados en 10.000 pesetas, sufriendo daños el animal que le llevaron a perder las orejas, lo que le imposibilita para seguir trabajando a pesar de encontrarse en buena edad, 8 años. A causa de ello satisficieron 20.328 pesetas por gastos veterinarios, el animal no ha trabajado correspondiendo a un día de trabajo de un animal similar 2.000 pesetas y su valor de mercado es 70.000 pesetas. Además el dueño del animal es persona que vive soltero, con su madre y el burro, y que se halla  afectado de profunda sordera... Fundamentos de derecho: Los hechos probados constituyen falta 600 C. P. imputable a Eduardo S. G. que si bien manifiesta carecer de intencionalidad  no es menos imprudente el acercarse al animal con un encendedor aunque dice no  encendía, tampoco  puede afirmarse con absoluta seguridad que no lo  haga cuando trata de arrimarlo a un producto combustible como es cebada seca y en día de viento.
 
 
 La responsabilidad civil debe comprender además daños causados, valor del animal y lucro cesante y si bien no era utilizado habitualmente para tareas fuera del ámbito económico del perjudicado nada impide que pudiera serlo, teniendo en cuenta por último que el dueño del animal por el hecho de haberlo criado desde pequeño, vivía solo con su madre y encontrarse afectado de deficiencia física, permite sostener la evidencia de vínculos afectivos hacia el animal que al verle sufrir injustamente son susceptibles de dolor. Las costas procesales son de imponer al autor de la falta. Fallo: "Debo condenar y condeno a E. S. G. la pena: 10.000 pesetas de multa ó diez días de arresto sustitutorio; pago costas: Indemnizara Antonio Dueñas Jódar: 20,368 pesetas por gastos de veterinario, 10.000 pesetas por valor de la carga y aparejo, 70.000 pesetas por secuelas e inutilización del animal, 180.000 pesetas por pérdida de jornadas posibles de trabajo y 50.000 pesetas por daño moral causado al dueño".
Como vemos todo salió perfecto y a pedir de boca, también el recurso de apelación subsiguiente que vio un año después el Juzgado de Instrucción de Órgiva,  quedando el denunciado en pagar por mensualidades el montante del total de su condena, que entre unas cosas y otras, alcanzaba la respetable cifra de 340.368 pesetas. Por su parte el burro quemado y sin orejas, siguió su vida en manos de un nuevo dueño, y el de Rubite metido en tratos en la feria de ganado de Albuñol de donde se trajo una burra preñada, que al cabo de los meses daría a luz un hermoso pollino blanco, que andando el tiempo sería famoso en el mundo entero.
Efectivamente tal sería el miedo y dolor este amante de los burros que sin duda se juró que nunca más le ocurriría lo mismo aunque fuera a costa de resultar inhumano. De esta manera y hasta que fue denunciado, mantuvo el pollino encerrado en su cuadra y sin salir a la calle por miedo a que lo dañara alguien, todo ello sin faltarle nunca nada y mucho menos cariño y juego en el corral donde había nacido. Pero aquello sería imposible de ocultar porque los rebuznos de animal serían a la postre salvadores y motivo de que un vecino molesto lo denunciara a la Sociedad Protectora de Animales. Por su parte Antonio lo justificaba en que era entero (no estaba capado), mostrándose especialmente nervioso y un tanto agresivo en época de celo.
La noticia dio la vuelta a España y las miradas fueron puestas enseguida en la recién creada Asociación para la Defensa del Borrico (Adebo) que se aprestó a mediar y llevarse el burro encuadrado para su refugio de Rute, por el precio de 37.500 pesetas. Por los reportajes sacados en prensa   sabemos que el burro un total de cinco años encerrado, -tenía una pezuña de 20 centímetros de largo-, razón por la que le pusieron por nombre  "Mandela", en honor y recuerdo del líder sudafricano, quien pasó 27 años de su vida en prisión.
En definitiva y sobre todo sería un día histórico para Rubite y su comarca, por la cantidad de medios de comunicación, tanto nacionales como internacionales, que lanzaron a los cuatro vientos la increíble historia del burro emparedado, motivo que aprovecharon luego los lugareños una coplilla por carnavales:
Ya toda España sabe donde se encuentra Rubite;
gracias al burro Mandela que tubo aquí su escondite;
lo supo toda la prensa, la radio y televisión;
y a Córdoba se lo llevaron montado en un camión;
Si nombrabas Rubite todos ponían atención;
ya que todos conocían el burro y su situación.
Ya todos están tranquilos y nadie se acuerda ya;
que en Rubite había un burro que no salía del corral...
La Reina Doña Sofía recibe un cariñoso
beso de Mandela
 
.
El caso es que Antonio se quedó sin su burro, y este si su celoso dueño, pasando sin duda a disfrutar de una mejor vida en las instalaciones que Adebo tiene en la serranía de Rute. Allí fue rebautizado años después con el nombre de Nirvana, por la entonces ministra de Cultura Carmen Calvo, quien rociaría su cabeza con anís y agua de Beirut, convirtiéndose en estrella y estandarte del lugar, por su simpatía y docilidad, siendo paseado por platós de televisión y escenarios internacionales  como su participación en el espectáculo "Tetralogía Anfibia", de La Fura dels Baus o en el proyecto "Navega Don Quijote". E incluso participando en la Cabalgata de Reyes Magos de Sevilla del año 2.007, donde encarnó a la perfección el mítico "Platero". Todo eso forma parte ya de su fabuloso "curriculum vitae", ampliamente conocido por numerosos reportajes en revistas y periódicos, pero nada tan importante, como las fotos realizadas junto a la a la reina de España, en la visita que hiciera  a la Casa del Burro el año 2.009, -besándola y rascando rítmicamente su espalda- dieron la vuelta al mundo, y tanto "Mandela" como Doña Sofía nos dieron a todos un ejemplo de humanidad sin precedentes.
Sin embargo viéndolas ahora con más detenimiento e incluso repasando los videos que de aquella escena entrañable aparecen colgados en internet, uno se pregunta -con verdadero conocimiento de causa- de causa si no será verdad que el principal responsable de aquella extrema cordialidad y mansedumbre no sería otro más que su primer y  original propietario, o sea, Antonio Dueñas Jódar, más conocido por "el Sordo de Rubite.  
 
Nota: Esta historia fue publicada en "Prisma Cultural" también por D. Miguel de Almodóvar Sel.  

domingo, febrero 22, 2015

COMIDAS PARA DÍAS SEÑALADOS (Hechas por Tomás Martín Cifuentes)

 
 INGREDIENTES PARA UNA COMIDA:
Pasta de Galés, Caldo de pollo, harina, sal, aceite de oliva y merluzas.
 
Merluzas frescas
 
 
Primer plato: SOPA DE GALES
Se ponen los galés en una olla con agua al fuego y cuando estén cocidos se le escurre el agua y se le agrega el caldo de pollo y se calientan al fuego lo suficiente para comer
 
Sopa con pasta de galés y caldo de pollo
 
 
 
 
 
 
 
Segundo plato: MERLUZA FRITA
 
Se quita  la cabeza y la espina de la merluza y se congela para hacer sopa otro día. A continuación se cortan los filetes en tajadas gordas, se sazonan y se enharinan. Aparte se pone aceite de oliva en sartén al fuego y cuando esté caliente se van friendo y poniéndolas en la fuente de servir. 
 
Merluza  troceada y frita 
 
______________________________________________________________________
 
 
 
ENSALADA , TERNERA CON SETAS Y HELADO DE POSTRE 
 
 
Componentes para la ensalada
 
La ensalada de hoy se hace con: lechuga, tomate, pepino, cebolla, zanahoria, aguacate, aceite de oliva, vinagre de manzana y sal
 
Ingredientes para la ternera con setas 
Carne de ternera de culatín (cortada finísima), tomate, setas en conserva, cebolla, aceite de oliva, vino blanco,  harina y sal. 
 
 
 
Ternera con setas 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
T
 Ternera con setas
 
Preparación: Se enharina los filetitos de carne, se pone la sartén con aceite de oliva al fuego y cuando el aceite esté caliente se van pasando la carne vuelta y vuelta y depositándola en otra sartén (con aceite sólo para manchar el fondo) y se le agrega un vaso de vino blanco para ponerla a fuego lento.
Aparte se pone a freír la cebolla triturada o rayada y cuando esté dorada se le agrega el tomate también triturado. Se le van dando vueltas hasta que esté frito que se agregará a la sartén con la carne y también las setas en conserva.
Se ha de estar al tanto para darle las vueltas que sean necesarias para que no se pegue hasta que esté hecha. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 ________________________________________________________________________________________
 
UN MENÚ PARA UNA COMIDA
 
ENSALADA
 
 ENSALADA CON: lechuga, tomate, pepino, cebolla, zanahoria rayada, cebolla, aceite, vinagre y sal.


Espárragos con mayonesa
 

 
 
 
Segundo plato 
PAELLA DE ARROZ CON MARISCOS: 



 
 Paella de arroz con mariscos

INGREDIENTES: arroz, aceite, gambas, mejillones, sepia, almejas, dientes de ajo, pimiento verde, tomate, azafrán o colorante amarillo, sal y agua.
 Se pone el aceite en una sartén con los ajos y el pimiento picado. Se le dan unas vueltas y se agrega la sepia picada. Cuando esté casi hecha se le agrega el tomate picado. Cuando esté frito se agrega el arroz ( medio vaso por persona) y se le dan unas vueltas a fuego lento y se le deja en situación de espera.
Aparte se pelan las gambas y se apartan (las cabezas y las cáscaras se ponen en una olla con agua al fuego (un vaso por persona) y se le pone la sal y el azafrán.
 Se limpian los mejillones y se ponen en la olla con el agua hirviendo y cuando estén abiertos se sacan para quitarle los caparazones y su contenido se aparta  .Igualmente se hace con las almejas.
 Cuando el agua halla hervido, para sacarle el sabor a las cabezas de gambas,     Se aviva el fuego del arroz y se le agrega el caldo hirviendo;  las gambas, los mejillones y las almejas.
Se mantiene al fuego unos veinte minutos.



____________________________________________________________________________________


UNA COMIDA.
 
Primer plato
Piña natural con jamón
 
Piña con jamón
 
INGREDIENTES: Piña natural y jamón.
 
 
 
 
 
 
  
Segundo plato: Canalones
 
Canalones
INGREDIENTES: Carne de ternera, carne de cerdo, , jamón, cebolla  (todo picado),  pate de cerdo,  harina, leche, mantequilla de vaca, pasta de canalones y nuez moscada.
Se juntan las carnes, el jamón, la cebolla, una o dos cucharadas de harina y el pate. Se remueve hasta que esté bien mesclado  para ponerlo en una sartén al fuego, dándole vueltas con espátula de madera hasta que esté medio hecho.
  Aparte se pone abundante agua,  en una cacerola u otro recipiente adecuado, al fuego y cuando comience a hervir se agrega la pasta de canalones y se mantiene 12 ó 15 minutos. Pasado ese tiempo se van pasando la pasta a un  recipiente con agua fría  para irlos sacando, de uno en uno, y se extienden en un mantel sobre una mesa para irlos rellenando con el resultado de la picada que se habrá enfriado, para irlos colocando en un molde que se pueda meter al horno.
Aparte se pone una cacerola al fuego con la mantequilla de vaca, harina, a la que se va agregando leche muy poquito a poco, removiendo sin parar, se le agrega un poquito de nuez moscada y se sigue poniendo leche y  removiendo sin parar; procurando rascar por el fondo para que no se pegue.
Cuando la bechamel esté cocida se vierte sobre  los canalones hasta que los cubra. Sele pone por encima queso rayado y a continuación se mete al horno caliente, por arriba y por abajo.
Se mantienen en el horno una hora y media aproximadamente, a unos 190 grados. Cuando estén dorados por la superficie sacar para que se enfríen.    
 
------------------------------------------------------------------------------------------- 
 
 
 
 
 UNA COMIDA
APRITIVOS: Pinchos con alcachofas en conserva, aceituna y anchoa pinchados en un palillo, jamón picado finito y unas gambas cocidas o a la plancha
 
 
.
Jamón cortado
 
 
Gambas a la plancha
 
 
 
Segundo plato:Salmón al horno
 
  1. Salmón al horno 
  2. INGREDIENTES: Un salmón o parte de él (250 gramos por persona), eneldo y sal.
  3. Se  espolvorea el salmón con la sal y el eneldo y se mete al horno, ya caliente, a unos 200 grados durante una hora aproximadamente. Sin olvidar que la cocción a de ser al gusto. 

-----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
 
 
Primer plato:
Gambas a la plancha con sólo sal.
 
Gambas
 
 
 
 
Segundo plato
Ingredientes:
Redondo de ternera atada con hilo para cocinar, cebolla, champiñones, tomates, zanahorias, vino blanco, aceite y sal.
 
1º. Se pone una sartén al fuego con aceite (si puede se de oliva) y cuando esté caliente se mete el redondo de ternera y se le va dando vueltas para que se selle por todas partes.
 
2º. Se pone una cacerola al fuego con el redondo de ternera, un vaso de vino blanco, la cebolla y el tomate troceados,   la zanahoria rayada y sal.
Se zapa la cacerola y se mantiene a fuego lento.
 
3º. Se lavan y cortan los champiñones y se fríen en sartén con aceite y sal para cuando estén fritos agregarlos a la cacerola con los demás ingredientes y se mantiene a fuego lento.
 
Se va mirando, de tanto en tanto, para darle la vuelta al redondo de ternera.
Pasado una hora u hora y media se pincha el redondo para comprobar si está cocido. Y cuando así sea, se corta en medallas, se le quitan los hilos y se vuelve a poner al fuego junto a los demás ingredientes.
 
Si mantiene mucho caldo se destapa la cacerola y se aviva el fuego para que evapore el líquido sobrante. 
se le agrega un poco aceite del utilizado para freír. 
 
Se acompaña con un vino negro de crianza y al final se toman unos turroncillos y se brinda con Cava

viernes, febrero 20, 2015

APORTACIONES DE LA FAMILIA AL EJÉRCITO ESPAÑOL


No sé desde cuando existe el Ejército Español obligatorio, equipado y organizado por el Estado; lo que si sé es que mi abuelo materno,    José Cifuentes Nevot,  descendiente de   gallegos  que  entre 1870 y 1871 habían repoblado  Capileira, (en La Alpujarra de Granada) fue enviado como soldado de reemplazo a   la Colonia  Caribeña de Cuba.
Mi hermano José militó, como soldado de infantería, en la Guerra Civil Española (1936-1939) en el bando de  los  Nacionales, participando en el acoso y toma de Madrid y escuchado gritar a los hambrientos madrileños: "Viva Franco que nos trae el pan blanco". Hemos de recordar que Madrid había estado sitiado y desabastecido y que, como en toda España, había personas con ideas de uno y otro lado de las balas. Nos contaba mi hermano que aquel mismo día llegaron cargamentos de harina y al día siguiente había pan  en todas las panaderías.
Los ganadores de la guerra con el general Franco al frente decidieron que gran parte de quienes habían participado en la Guerra, mi hermano Pepe entre ellos, habían  de permanecer tres años más, sirviendo a La Patria, para consolidar la victoria y repeler una invasión extranjera si llegaba a producirse. Gran  parte de esos años, mi hermano Pepe, los pasó en Orense haciendo de asistente de un capitán del que le quedaron  muy buenos recuerdos.
Pasados aquellos años volvió a casa acompañado de la disciplina militar que había practicado durante seis largos años,  cual era 
complicado conciliar con una vida  normal fuera del Ejército.

        Alfonso
Mi hermano Alfonso dedicó tres años como soldado de caballería, (desde 1945 á 1948) al Ejército de España, en Colmenar Viejo de Madrid todo el tiempo, pasando tanta hambre (sobre todo el 1945) que al volver a casa de permiso y al hacer comidas normales cayó enfermo porque su organismo, acostumbrado a comer tan poco, había perdido la capacidad de digerir los alimentos.



Alfonso Martín Cifuentes



Mi hermano Antonio,  como soldado de Esquiadores y Escaladores 
de Montaña       participó  en el Ejército Español unos treinta meses en Jaca y Candanchú de Huesca donde, más que esquiar, cuidaban 
mulos para el transporte de material de guerra. Y, aunque parezca mentira, ya se vendía parte de la cebada destinada a pienso de los animales de carga.   

Antonio Martín Cifuentes
 
Yo, el que escribe, Tomás Martín Cifuentes, el año 1956, estaba próximo a incorporarme a filas cuando nos visitó un Comandante del Ejército del Aire, hijo de una hermana de mi padre, al que le comentaron que estaba esperando el sorteo para saber donde haría la mili. El primo Antonio nos dijo:  ¿por qué no se le había dicho antes y hubiera pasado la mili (en Almilla de Granada) donde él estaba? pero que, a pesar de ser tan tarde, trataría de que fuera a un buen Cuerpo.

Unos días después recibimos una carta  del primo Antonio diciendo que haría la Mili en el 5º. Grupo de Automóviles con sede en Zaragoza.

Aquel hecho fue determinante para que el camino que yo he recorrido pudiera realizarse, porque allí tomé contacto con los camiones que hasta aquel momento ni siquiera había pensado en ellos.

Como militar en Automovilismo pasé 15 meses comenzando por el desplazamiento desde Granada en un tren con asientos de madera con las maletas que todos llevábamos ocupando el puesto donde habrían de estar nuestros pies. En aquella posición pasamos toda la noche haciendo el recorrido hasta Moreda donde nos hicieron bajar para tomar agua caliente manchada con torrefacto y leche. El jefe de la expedición nos insistía que tomáramos aquello caliente que nos vendría bien, pero los reclutas teníamos el recuerdo de la comida de casa y lo que había en nuestra maleta. La  mía era de madera y había acompañado a todos mis hermanos en sus años de militar.

Volvimos al tren, en la situación antes descrita, donde tuvimos que  aguantar, un día y una noche más, hasta vernos en el cuartel de Zaragoza con la misma escena de la perola con agua caliente manchada.   

El 5º. Grupo de Automóviles estaba situado al lado de río Ebro, junto al emblemático puente de Hierro  y yo fui destinado a una compañía separada en el barrio Del Arraval.

Nada más llegar nos entregaron el uniforme color caqui de una sola talla sin tener en cuenta que habíamos personas de diferente altura y grosor.


 Tomás metido en un mono que le venía grande

Por la noche nos hicieron formar para hacer el recuento y como éramos 99, al sargento se le ocurrió hacer un poco de gracia diciendo:  "Volaban por el Pilar una banda de palomas y un gavilán  que estaba vigilando desde una de las Torres  dijo  "Banda de las cien palomas". Y una de ellas le contestó: Con estas, otras tantas como esta, la mitad de estas, la cuarta parte de estas y usted señor gavilán suman el ciento cabal.
Ahora el que lo sepa, -dijo el sargento- que pase a mi despacho.
Unos minutos después me encontraba en el despacho del sargento para descifrar el problema de las palomas y el gavilán.
Al día siguiente nos pusieron una inyección en la espalda (se decía para quitarnos los escrúpulos sobre la comida) y la reacción de malestar y la fiebre  que provocó en nosotros que, la mayoría, al toque de diana permanecimos el la cama . Yo fui  uno de los que permaneció en la cama y tampoco acudí a desayunar. Estábamos adormilados en  las literas hasta que, a media mañana, entró el  sargento con el cinto en la mano diciendo: ¡Qué lástima de mis chicos que están malitos! mientras repartía golpes de correa  a diestro y siniestro, en tanto que los enfermos saltábamos y corríamos como lo suelen hacer  los jóvenes veinteañeros. 

 Unos días después me prohibieron salir de paseo por no haberme afeitado, cuando la verdad era que no me afeitaba nunca ya que aún no me había salido la barba.

Otro de los días nos mandan formar a media mañana y una vez en fila aparece el teniente para decir: Necesitamos voluntarios para Zapadores Ferroviarios. La contestación fue el absoluto silencio.
Como nadie salía de la fila, el teniente se acercó hasta donde estaba el capitán que le decía en voz baja, aunque no impedían que mi fino oído pudiera escuchar: Hay que proponerles. Y acercándose a nosotros comenzó a decir:

 No me acabo de creer lo que está sucediendo. Les ofrecen poder trasladarse a Madrid para ponerse ese uniforme que lleva un trenecito en la solapa con la posibilidad de quedarse después a trabajar en una Empresa llamada Renfe y ustedes ni se lo piensan.

En aquellos momentos comenzaron a salir voluntarios mientras el capitán seguía ablando y hablando hasta que el goteo de voluntarios dejó de producirse. Momento en que dijo al teniente: Los que faltan de delante, detrás y del centro. Con el mandato del capitán, el teniente tomó de los últimos, de los  primeros y cuantos faltaban del centro. Así quedó solventado el tema.  

Una semana después nos llevaron al Campamento San Gregorio para hacer prácticas  de conducir camiones y la segunda noche, los instructores ordenaron que todos habíamos de ir a la cocina a pelar patatas pero algunos, entre los que me encontraba yo, nos escondimos bajo las tablas sobre los que se extendía un colchón de paja remolida para dormir.

Poco después, desde mi escondrijo, escuchaba como, los instructores  se dedicaban a saquear maletas de los reclutas que  habían enviado a pelar  patatas.

Otra de las cosas que sucedían en el Campamento era que desaparecían las cucharas y los gorros. Con el problema añadido que para comer se necesitaban cucharas y para formar se había de tener el gorro puesto. Eso  obligaba a comprar a los mismos que los robaban. Y claro, a mi me tocaba  comprar gorros una semana sí y otra también. Y ante mis quejas y lamentos me decían que me hiciera con  gorros de otros. O sea que en vez de comprar los robara. Y oído y hecho, con tan mala fortuna que el perjudicado acudió al capitán que nos volvió a formar para que aquel individuo revisara los gorros de todos uno por uno, con tan mala fortuna que yo tenía sobre mi cabeza el gorro robado y marcado por dentro con su  nombre. El capitán me obligó a devolver el gorro, aunque sin ningún otro arresto.

Para poder comer  habíamos de formar equipos de cinco personas que nos poníamos en  las cinco  filas  para juntarnos después a repartir entre  los cinco la comida que habíamos recogido cada uno.
Grupo de cinco repartiendo comida. Los cuatro que yo acompañaba era malagueños.

Todo seguía dentro de la normalidad de un Campamento Militar preparando conductores para sus vehículos motorizados. Y mira por donde me sucedió lo que  no hubiera querido que sucediera: la rotura del cúbito del brazo izquierdo.

¿Por qué tenía que poner tanta intensidad en un juego, como era un partido de fútbol, con el solo objetivo de pasárnoslo bien? Sencillamente por actuar de manera  inconsciente. Ya era la segunda vez que me producía una lesión en un partidillo de fútbol. 

La primera me había producido una rotura y luxación del codo derecho de la que me dejó secuelas de por vida. y ahora, como poco, me impediría  seguir haciendo prácticas de conducir y allí estaba el capitán para decir: ¡Muchacho el Curso te lo has jugado!    Era el mismo capitán que, en Moreda primero y  en Zaragoza después, nos animaba a beber aquel brebaje caliente. Y también el mismo que  en el Arrabal nos proponía  marchar voluntarios a Zapadores Ferroviarios. 
Desde siempre, mi vida había sido accidentada. Las lesiones por caídas eran una constante: heridas en la cara , en la cabeza, golpes y magulladuras en todo el cuerpo. Mis padres y hermanos sufrían por mis caídas y hasta por mi vida, la cual había estado a la escucha de un impulso espontaneo para lanzarme  a la consecución del  objetivo vislumbrado. Como un camicace, sin valorar un solo segundo los pros y los contras que ello presentaba. Y ahora acababa de jugarme el curso de conducir.

Poco después me llevaron a la enfermería del Cuartel, en Zaragoza, y a esperar sentado. Fue una espera larga sin ningún tipo de información y después al Hospital Militar donde me ordenaron que esperara en una sala grande,  completa de camas, y a la 9 de la noche, una persona me dijo, esta es su cama. señalando una de las que llenaban la sala.

Durante el día a nadie se le había ocurrido pensar que yo estaba todo el día sin comer y en  ayunas me tuve que  meter en la cama.

Tuvieron que pasar siete días para que me enyesaran  el cúbito del brazo izquierdo.
   


Durante 37 días  permanecí con la muñeca izquierda enyesada hasta recibir el alta que me devolvió al Campamento con 15 días de convalecencia. Pero nada más llegar me entregaron todas mis cosas, mosquetón incluido para a continuación comunicarme que me preparara porque terminaba el Campamento y habíamos de regresar a Zaragoza.

Yo estaba convaleciente pero nadie me escuchaba, aunque si me decían: "Si no se espabila los camiones se marchan sin usted." Y tuve que desplazarme  hasta con el colchón.

 Una vez en el cuartel nadie se acordó de mi convalecencia y  me destinaron a suministrar carburante a los vehículos y controlar sus recorridos y consumo, juntamente con otro compañero.

No había conseguido el carnet de conducir pero se me brindaba la posibilidad de hacer prácticas manteniendo una buena relación con los conductores a que había de suministrar la gasolina. Los que habían de venir a nuestro despacho, bien con un vale, una autorización o una petición de carburante y, como tenía buena relación con la mayoría de ellos, me permitían conducir el vehículo hasta el surtidor y regreso. Y no solo eso sino que les acompañaba a por alfalfa para las vacas que teníamos en el cuartel, aunque su leche se la llevaban cada día los asistentes a las casas de los Jefes.

La relación con los oficiales de guardia y el Comandante Mayor, al que habíamos de presentar cada día los servicios  efectuados por los vehículos del 5º. Grupo, el consumo de combustible   y la numeración de los surtidores, me dieron confianza.
Tomás es el que tiene un punto sobre su cabeza
El trabajo que habíamos de realizar entre los dos lo hacía yo solo, y el compañero marchaba a trabajar fuera y me compensaba con 50 pesetas a la semana. 

Y, como había sido una constante en mi vida, asumía riesgos y hacía partícipes de ellos a quienes me dejaban conducir el vehículo a su cargo.

 Uno de aquellos días me disponía a iniciar la marcha con un   vehículo y varios compañeros me lo impedían al sujetarlo con su fuerza por la parte trasera y no se me ocurre otra que pone la marcha atrás. Ellos se apartaron pero el comandante que llegaba con su coche tuvo  que hacer un giro brusco para librarse del golpe. Por aquello fui condenado a 8 días de calabozo que no cumplí porque los oficiales intercedieron por m, diciendo que no podían prescindir de mis servicios.

Mi hijo, Antonio Martín Ruiz, entregó algo más de un año al Servicio  Militar, todo el tiempo en el Campamento de San Clemente de Sasebas, provincia de Girona, porque así lo decidieron los responsables de la administración de cocina.

Quiero dejar constancia que mi hijo, igual que me ocurriera a mi en su día, también se rompió una muñeca jugando al fútbol, lo que le obligó a permanecer un mes en el Hospital Militar de Barcelona.  


 Antonio Martín Ruiz está entre todos estos soldados

sábado, febrero 14, 2015

LA CABRA Y LOS CABRITOS (Cuento de mi niñez)

 
 

  
 
LA CABRA Y LOS CABRITOS
En una cueva de la montaña vivía una cabra con sus cabritos que todos los días  había de salir a comer y comer para poder dar de mamar a sus cabritos . Y aquel día, a  la hora de marchar dijo a sus hijitos:
Mientras yo esté fuera no le abráis la puerta a nadie. No olvidéis que el malvado lobo está deseoso de darse un festín a vuestra costa.
 No te preocupes mamá que la puerta no se abrirá hasta que tú vuelvas.
Pues así me voy más tranquila.  
La cabra salió de la cueva,  cerró la puerta y pidió a sus cabritos que atrancaran por dentro, lo que ellos hicieron enseguida. 
El lobo que  estado vigilando, cuando vio que la cabra marchaba, dejó pasar el tiempo suficiente para que los cabritos creyeran que ya debería volver su madre, se acercó a la puerta de la cueva para decir.
Abrir hijos míos que soy vuestra madre.
Los cabritos le respondieron: Tú no eres nuestra madre porque nuestra madre tiene la voz más fina. 
El lobo se marchó corriendo hasta una granja, donde robó  una docena de huevos y se los tomó para que le aclararan la voz. 
Con la voz más fina volvió a la puerta de la cueva y dijo:
Abrir hijos míos que soy vuestra madre.
Y uno de los cabritos le contestó:
Tú no eres nuestra madre porque nuestra madre tiene las patas blancas y tú las tienes negras. 
El lobo marchó corriendo hasta un molino de harina y allí se enharinó las patas para que parecieran blancas y volvió a la puerta de la cueva  para decir:
Abrir hijos míos que soy vuestra madre. 
En aquel momento, los cabritos creyeron que era su madre y abrieron la puerta al malvado lobo que se los tragó enteros a todos menos el pequeñín que se escondió donde el lobo no pudo verlo. 
Con la barriga llena de cabritos el lobo se fue hasta la orilla del lago para beber agua y tumbarse a reposar el atracón. 
En tanto la cabra había vuelto de su comida  y encontró al cabrito pequeño muy asustado que le contó como el malvado lobo se había comido a sus hermanos. 
La cabra dejó al cabritillo encerrado y con unas tijeras, una aguja e hilo gramante se fue a buscar al lobo que pronto lo encontró tumbado y durmiendo junto al lago. 
La cabra sin pensarlo ni un momento sacó las tijeras y rajó la barriga de lobo y sacó a los cabritos que aun respiraban. Y, como el lobo permanecía dormido, llenó su barriga de piedras y la cosió.
Mientras hablaba con sus cabritillos de lo ocurrido, el lobo se despertó diciendo:
Qué sed tengo. Voy a beber agua. Pero cuando se acercaba al lago para beber, las piedras tiraron de él llevándolo hasta el fondo del lago. 
La cabra y los  cabritos, al ver como el lobo se ahogaba en el lago marcharon muy contentos hasta la cueva donde esperaba su hermanito pequeño.  y todos juntos celebraron una fiesta por haberse librado de la amenaza del malvado lobo.
 

 

martes, febrero 10, 2015

RELACIONES DE EMPRESA (Relato medio)

CITROSSA
El Sr. Juan Cabello, adquirió  la totalidad de las acciones de una Empresa  en suspensión de pagos  el  año 1972 y de inmediato se hizo cargo de la dirección, bajo el nombre de CITROSSA.
Su primera actuación fue convocar una reunión de  los empleados en un céntrico hotel de Barcelona para hacer su presentación y hablar de la nueva situación.
El Sr. Cabello, como propietario y director general, tomo la palabra para decir que el motivo de la reunión era para hacer su presentación y explicar la política que se aplicaría   y lo que se esperaba de los empleados.
Mi filosofía es muy sencilla -dijo- “Las cosas no suelen llegar solas". Se ha de poner empeño para conseguirlas, sabiendo que no siempre se consiguen, pero que si se pone ilusión, esfuerzo  y  acompaña la suerte, se pueden lograr.
Quiero que desde el principio sepan  que venimos con la convicción de hacer de “CITROSSA” una empresa próspera, Sabiendo que la rentabilidad ha de ser irrenunciable y ustedes son la parte más importante para conseguirla.
Y creemos que no existe un solo trabajador que no quiera mejorar sus condiciones  de trabajo, pero los hay  que  no saben como se llega a ello. Desde este momento,  ustedes han de comprender que en una empresa en pérdidas no puede haber mejoras salariales, ni de trabajo, ni paz social, ni nada que se le parezca; por la sencilla razón de que los beneficios son el soporte de todo ello, además de la amortización de las inversiones.
Pero no teman, ya que si  empujamos en la misma dirección, con la mecanización de la producción que se ha de hacer, y compitiendo con entusiasmo, "CITROSSA" producirá beneficios para cubrir sus necesidades.
Yo les digo las cosas como las pienso, les convoco a un esfuerzo compartido y les prometo mejoras, pero si hay personas que no se sienten identificados con mi forma de pensar, sería mejor  que renunciaran a participar en un proyecto en el que pudieran  desentonar.
La dirección será generosa con cuantos  no se sientan con ganas de participar en la maravillosa aventura de llevar esta empresa a lo más alto. Aunque me gustaría que fueran pocos o  ninguno  en esa situación.
Yo les ofrezco mis ideas, mi  trabajo y mi capital. Ustedes han de poner su inteligencia y energías para la consecución de objetivos.
No malgasten su tiempo y sus energías. Utilícenlas para hacer bien su trabajo. Y piensen que si lo hacen así conseguirán lo necesario para mejorar su situación y la de los suyos. Sin olvidar  que se les juzgará por los resultados y nunca por la calidad de las excusas.
Sepan que después de atender las necesidades básica, los excedentes de beneficios  se destinarán a la ampliación de "CITROSSA" y una pequeña cantidad a obras sociales.
Mi deseo es que "CITROSSA" se  implante en otros países pero eso ya se verá más adelante.
A los trabajadores les parecía bien que se prometieran inversiones,  pero no les gustó aquello de que "los que no quisieran compartir la nueva dinámica  se les trataría con generosidad".
La nueva dinámica  empezó a desarrollarse con normalidad y los despidos fueron sólo personas con la mirada puesta en una jubilación anticipada. Y en tanto se  llevaban a cabo las mejoras técnicas de producción se lanzaba una campaña de publicidad para reactivar la demanda, al tiempo que se procedía a la  mejora de los comerciales y contratación de monitores y  Jefes de Grupo.
La publicidad   hacía aumentar la demanda e insuflaba  entusiasmo a  los estamentos de la Empresa y la  mecanización permitía disponer de producto suficiente para atender  la demanda.
Todo se desarrollaba según el Sr. Cabello había anunciado, los trabajadores ganaban más, "CITROSSA" obtenía beneficios y se disfrutaba de un  ambiente de trabajo inmejorable. Mejor no podía ser.
En aquella situación de aumento continuado de las ventas se programaba la construcción de nuevas fábricas en Madrid y Valencia y se mejoraba la de Sevilla.
El hijo mayor del Sr. Cabello trabajaba para conseguir distribuidores en Francia y en Alemania con producto llevado de Barcelona.
En la idea de unificar los métodos de venta se intercambiaron monitores entre Madrid y Barcelona con resultados tan positivos que se hizo extensible también a Valencia y Sevilla.
Las cosas se desarrollaban tan bien que propiciaba cierta relajación en la dinámica implantada, en tanto que otras Empresas del ramo se esforzaban para reducir distancia.
En aquella situación se mostraban en televisión dos botellas del producto estrella de CITROSSA con partículas extrañas en su interior junto al producto.
Aquella acción  produjo malestar entre los trabajadores y no digamos del Sr. Juan Cabello que no regateó esfuerzo y dinero para esclarecer lo sucedido.
El resultado fue que un empleado de la propia  CITROSSA  había realizado el sabotaje, sin llegarse a aclarar  si había cobrado por ello.
Las  explicaciones del responsable de control de calidad explicaron en televisión lo sucedido y continuaron con una serie de explicaciones en los medios de información zanjaron el desafortunado incidente.
Había sido una desagradable experiencia que le daba argumentos al Sr. Cabello para insistir sobre la responsabilidad de cada uno, incluso en impedir cosas como lo ocurrido con su ex compañero.
Pasado el tiempo y olvidados del sabotaje, todo volvía a la normalidad, pero nadie había pensado en el hecho más predecible de todos, como era la muerte de Franco y, en un abril y cerrar de ojos, las cosas comenzaron a cambiar.
Muchos eran los que se apuntaron al carro de las manifestaciones y disturbios, reclamando libertades, derechos, cambios en la política y democratización de todo.
CITROSSA no fue ajena al ambiente de confusión reinante y los efectos de los rifi-rafes entre trabajadores partidarios de los sindicatos Comisiones Obreras o Unión General de Trabajadores.
Aquellas realidades o cantos de sirena, en muchos casos, afectaron a  CITROSSA porque se apartaba de la rigidez  pragmática del Sr. Cabello que le molestaba  aceptar la nueva situación.
Una de las exigencias de los trabajadores era hacer jornada   de ocho horas, ya que se venían haciendo cuantas fueran necesarias, compensadas por comisiones e incentivos, supeditados a la consecución  de objetivos.
En las reuniones del nuevo comité sindical con los jefes de departamento se llegaba al acuerdo de seguir trabajando de la misma manera con un aumento considerable de las comisiones y un nuevo sistema  para los incentivos que permitiría cobrar el 70, 80, 90 ó 100%, según los resultados.
El primer envite de la nueva situación había sido solventado y permitía a la Empresa continuar con el sistema que estaba produciendo buenos resultados. 
El dueño comentaba con su   hijo: Les hemos concedido tantas cosas y ni siquiera se sienten agradecidos. Habrá que estudiar  nueva situación y ello se ha de hacer con serenidad, por lo que se convoca reunión para el jueves próximo a las cinco de la tarde. Tenemos tres días de tiempo para reflexiona, pedir la opinión de nuestros asesores, consultar con los servicios jurídicos, hablar con los dirigentes sindicales y cuantos trabajadores sea necesario para tener conocimientos  a la hora de tomar las decisiones.
Quiero que cada uno de los Jefes y encargados venga con una  opinión formada y  con propuestas.
Tres días después comienza la reunión con la lectura, por parte del Sr. Cabello, sobre los resultados del trimestre anterior que, según  sus palabras, habían sido excelentes.
A lo que contestó el jefe de administración, Sr. Espartero: Si los resultados siguen siendo buenos ¿por qué preocuparse por la nueva situación de los trabajadores? Ellos siguen trabajando, aunque con algunas exigencias más que la empresa puede soportar sin dificultades.
Buenas estaríamos si al primer constipado hubiera que temer por la vida del paciente – contestó el dueño - Los resultados que se comentan son el fruto de lo que hemos hecho  tiempo atrás y ahora pretendemos  tomar decisiones para que, en el futuro, CITROSSA siga siendo competitiva, sin la interferencia de  personas que desconocen lo que cuesta mantener a flote una empresa, por lo cual espero de  ustedes diagnóstico y posibles soluciones.
El jefe de producción comentó que necesitaba contratar personar para cumplir los acuerdos firmados  para almorzar, para  fumar,  atender el comedor y recargar las máquinas  de café.
¿Y no ha  pensado en  alguna  solución alternativa?
la verdad es que no las veo.
El director comercial dijo que si los trabajadores decidían trabajar sólo 8 horas tendría problemas con los posibles clientes que se dejara de visitar.
¿Y que propone para una cosa que, de momento, no se produce? Porque acabamos de firmar un acuerdo para seguir trabajando como se ha  venido haciendo.
1º. Reestructurar las rutas, adecuándolas a la nueva situación.
2º. Estudiar a cuantos clientes se les visita cada semana y podrían visitar  quincenal o trisemanal.
3º.Estudiar unos incentivos para los que terminen el trabajo encomendado.
4º.A largo plazo, tener en cuenta en los convenios, aumentar más la comisión por ventas y distribución y menos el fijo establecido.
5º.Preparar unas propuestas para que pasen a ser autónomos todos cuantos podamos convencer y, de esta manera, cobrarían los vendedores por lo que vendieran y los repartidores por lo que repartieran.
Si quiere mi opinión –dijo el dueño- le diré que me parecen bien sus propuestas.
¿Y que nos trae el jefe de personal?
A mi me preocupa que las relaciones entre los directivos y el personal a su mando se deterioren y que los dirigentes sindicales se instalen en la reivindicación permanente, pues las peticiones que se han tenido que aceptar les animarán a ello.
¿Y que soluciones propone usted?
Yo soy partidario de la línea dura –respondió el señor Fausto-. Actual con firmeza puede ser desagradable y hasta arriesgado, pero a la larga no hay otro camino. Hay que vigilar a los cabecillas y si se les coge en fallos sancionarlos, llegando hasta el despido si la gravedad de la acción les hace merecedores de ello. Restablecer la disciplina para que comprendan que la democracia no autoriza a incumplir lo que cada uno tiene asignado y, en cuanto a nosotros, estar siempre preparados para soportar una huelga, si llegara, con el menor coste posible.  
Yo creía, que en CITROSSA se sancionaba  todo el que se hace merecedor a ello, igual que se ha de premiar a los que con su buen hacer, dedicación y eficiencia consiguen éxitos para la Compañía y con su ejemplo hacen que otros trabajen mejor y sean más  eficaces, pero ahora me entero que se ha de sancionar a los componentes del Comité Sindicales cuando se le coja en fallo. Perdóneme señor Fausto – Yo no puedo estar de acuerdo con su propuesta, aunque si sería conveniente tener alguna persona de nuestra confianza  en esos comités para saber por donde se orientan las cosas. Usted sabe bien que a mi me gusta la disciplina y le recuerdo que es necesaria para que una colectividad humana consiga los resultados deseados, pero también ha de aprender que en ciertas situaciones se ha de actual con prudencia y, por supuesto, sin crear  enfrentamientos. Hable con todas las personas que sea necesario, incluyendo a nuestros asesores,  no pierda la calma en ningún momento  y mantenga el orden y las buenas maneras en las relaciones entre todos.
Y el señor Espartero  ¿Qué nos dice?
En la administración  venimos aplicando las nuevas concesiones  con normalidad, por la buena convivencia que hay entre todos, lo que hace que unos ayuden a terminar el trabajo de otros, aunque no sea de su especialidad y en contadísimas ocasiones acudimos a las horas extras.
Pues siga así, sin olvidar que hasta las cosas que van bien se pueden mejorar.
Resumiendo:
El jefe de producción cederá el servicio de comidas y bebidas a una empresa exterior. Reordenará el personal para permitirles el tiempo de almorzar y  fumar, a los que sean fumadores. Y como último recurso hacer propuesta de aumento del personal imprescindible, aunque yo preferiría mejor pagar algunas horas extras.
La dirección comercial presentará un sistema de incentivos para los vendedores que  terminen el trabajo encomendado. Igualmente para los repartidores que no devuelvan pedidos. Y sin pausa estudiar una propuesta atractiva resaltando las ventajas que les puede aportar hacerse  autónomos.
El departamento de personal dirigido por el señor Fausto establecerá  normas de conducta basadas en la firmeza  sin enfrentamientos, sancionando a todo el que  deje de cumplir con su cometido. A todos. Incluyendo  los representantes sindicales, pero estudiando antes los motivos por si las atenuantes les eximen de culpa. Y siempre con el asesoramiento de nuestros servicios jurídicos.
Y por lo que a mí respecta queda terminada la reunión, aunque si hay alguna duda se ruega la exponga para su aclaración.
Como no se pidió ninguna aclaración se entendió que todos sabían lo que deberían hacer, por lo que terminada la reunión cada uno volvió a su lugar de trabajo.
En las naves de producción se comentaban  las peticiones realizadas por los representantes sindicales, a lo que algunos decían:
Tanto exigir nos puede acarrear malas consecuencias. Siempre hemos trabajado y el Sr. Juan se ha portado bien con nosotros.
Claro – contestó Fulgencio – (Fulgencio era uno de los del comité) siempre hemos hecho lo que se nos ha pedido y mientras la  Empresa se hace cada vez más grande y obtiene  mayores beneficios, nosotros  vivimos  apretándonos el cinturón y el Jefazo y su familia disponen siempre más de lo que podrían gastar. ¿Vosotros sabéis que en Europa cobran el doble por el trabajo que nosotros realizamos?
¿Tanto cobran? – preguntó uno de los que escuchaban –
Y no sólo eso. Cobran una paga de beneficios y otra por vacaciones.
¿En todo Europa? –preguntó uno de ellos-
En todo Europa no. Pero si en Francia, Alemania, Gran Bretaña, Suiza…
Pero en España las cosas no pueden ser como si el Dictador siguiera gobernando –dijo uno que trabajaba cerca de allí-
Esa es nuestra perdición, que circulamos en el vagón de cola, en cuanto a sueldos y mejoras sociales y ya va siendo hora de que las cosas cambien.
Cuidado, que viene el encargado - se oyó en voz baja-
Aunque la mayoría de trabajadores no querían participar de las reivindicaciones, la ebullición de los sindicalitas terminaba por arrastrar a los más impresionables y al tiempo que cambiaban las políticas también cambiaba la acción sindical  en los centros de trabajo y reuniones comarcales  donde se presentaban estrategias y se daban consignas.
El resultado fue que en CITROSSA se llegó a la huelga, a pesar de las mejoras concedidas, donde no se permitía trabajar a los que querían hacerlo, se precintaban las entradas a las plantas de fabricación y almacenes de distribución. Los piquetes actuaban con violencia destrozando los coches de los encargados. Pero lo más grave fue la irrupción de tres de ellos en una reunión entre el Sr. Cabello, su hijo y los encargados, en un restaurante de Barcelona, volcando las mesas y cuando el Sr. Cabello quiso reaccionar recibió el impacto de una silla en la cabeza que le dejó sin sentido y hubo de ser llevado al Hospital de San Pablo en ambulancia.
A partir de aquel desgraciado incidente, Gabriel el hijo del Sr. Cabello, tomó las riendas de la Empresa que volvió al trabajo, pero como el Sr. Caballo no terminaba de recuperarse, su hijo convertido en el Sr. Gabriel no se encontraba cómodo después de lo ocurrido y decidió venderla a la competencia que terminó liquidándola para hacer desaparecer los productos que tantos quebraderos de cabeza le habían proporcionado.
¿Los trabajadores de CITROSSA? Algunos fueron recolocados y otros despedidos.